A una florecilla silvestre, de Juan Pérez Zúñiga | Poema

    Poema en español
    A una florecilla silvestre

    Florecilla silvestre 
    en tu corola 
    el color azulado 
    de la amapola, 
    esparciendo en el campo 
    gratos olores, 
    sobre el verde alimento 
    de los pastores; 
    tú que ocupas vivienda 
    tan ventilada, 
    sin que ningún casero 
    te pida nada; 
    tú que ves en la sombra 
    que hacen los trigos, 
    cómo aman las hormigas 
    á los hormigos; 
    tú que si de amonarte 
    sientes las ganas, 
    te achispas con roció 
    por las mañanas; 
    tú que alegre soportas 
    en tus costillas 
    cien pintarrajeadas 
    mariposillas, 
    y á mi amor me recuerdas 
    puesto que hallo 
    esbeltez en tu talle, 
    digo, en tu tallo, 
    dime si son mis dudas 
    simples bobadas, 
    ó son, por el contrario, 
    justificadas. 
    Dime si Restituía 
    la chalequera, 
    de verdad se merece 
    que yo la quiera. 
    Dime si es mi recuerdo 
    solo el causante 
    de las negras ojeras 
    de su semblante. 
    Dime tú con franqueza 
    si es inocente 
    su entrevista diaria 
    con un teniente, 
    ó al admitir sus besos 
    y aun otras cosas, 
    lo hace con intenciones 
    pecaminosas. 
    Sácame de esta duda, 
    flor de las flores; 
    porque me van cargando 
    ciertos rumores. 
    ¿Pero no me consuelas? 
    ¿Nada me dices? 
    ¿De mis penas te burlas 
    en mis narices? 
    ¿Crees que no es mi sospecha 
    morrocotuda? 
    ¿Es que has sentado plaza 
    de sordo-muda? 
    Y a que no me respondes, 
    por lo que veo, 
    anda, flor de*los campos, 
    vete á paseo. 
    ¡Yo me tengo la culpa, 
    si así me humillas, 
    por hablar de estas cosas 
    con fiorecillas! 

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