No es el amor, lo sé, pero es de noche, de Julia Prilutzky | Poema

    Poema en español
    No es el amor, lo sé, pero es de noche

    No es el amor, lo sé, pero es de noche 
    y yo estoy sola, frente al mar que espera 
    con las uñas viscosas de sus algas 
    y el sello de la sal sobre sus piedras: 
    sin cesar, desde el agua y las espumas 
    mil ramajes de brazos me recuerdan 
    que aguardan todavía 
    tendiéndome su ausencia. 
    Las mismas olas que devoran barcos, 
    que van hundiendo mástiles y velas, 
    tiran siempre de mí 
    salvajemente 
    ceñidas, enroscadas, como cuerdas. 

    No es el amor, lo sé, pero qué importa: 
    tiene su mismo rostro hecho de niebla 
    y su temblor febril y su acechanza, 
    tiene sus manos blandas que se aferran 
    con dura precisión. 
    Tiene su misma insólita presencia 
    con el prestigio de un fulgor pasado 
    y la futura soledad que empieza. 
    Tiene sin duda del amor la insidia 
    y el desgajado abandonar reservas 
    hasta quedar desnudo 
    como un árbol reseco. 
    Tiene el rondar la sangre 
    como un fantasma hambriento 
    sobre la inaccesible piel del mundo, 
    lamiendo inútilmente su corteza, 
    desesperado, ávido, 
    con la exacta impaciencia 
    del querer, del después, 
    del otoño y la espera. 
    Y aquel recomenzar desde la bruma 
    que es su signo quizá. 
    Y su señal más cierta. 

    No sé cuándo ha llegado: 
    es como un viejo amigo que regresa 
    con el rostro cambiado por los viajes, 
    las fiebres, el alcohol, las peripecias. 
    Reconozco sus rasgos, 
    su voz que ha enronquecido, pero es ésta, 
    su antigua voz que dice otras palabras 
    semejantes a aquéllas. 
    No es el amor, lo sé, y sin embargo 
    es su paso otra vez, y las caricias 
    recobran los caminos sin urgencia. 
    No hay palabras, y puedo estar callada: 
    todo es tan simple así, tan sin sorpresa 
    y es tan fácil estar, tan necesario. 
    No es el amor, tal vez. ¿Y si lo fuera?