Aullidos, de León Felipe | Poema

    Poema en español
    Aullidos

    Pasan los días y los años, corre la vida 
    y uno no sabe por qué vive... 
    Pasan los días y los años, llega la muerte 
    y uno no sabe por qué muere. 
    Y un día el hombre se pone a llorar sin más ni más, 
    sin saber por qué llora 
    por quién llora... 
    y qué significa una lágrima. 
    Luego, cuando otro día uno se va para siempre, 
    sin que nadie lo sepa tampoco 
    y sin saber quién es 
    ni a qué ha venido aquí... 
    piensa que tal vez vino sólo a llorar 
    y aullar como un perro... 
    por el perro de ayer que se fue, 
    por el perro de mañana que vendrá 
    y se irá también sin que se sepa adónde 
    y por todos los pobres perros muertos del mundo. 
    Porque ¿no es el hombre un pobre perro perdido y solitario 
    sin amo y sin domicilio conocido?... 
    Y no puede llorar y aullar el Hombre en el Viento 
    sin más ni más... porque sí 
    como aúlla el mar... ¿Por qué aúlla el mar? 
    Señor Arcipreste... ¿Por qué aúlla el mar?

    • Ahora camino de noche 
      porque las noches son claras... 
      Y esta noche no hubo luna, 
      no hubo luna amiga y blanca... 
      y había pocas estrellas, 
      pocas estrellas y pálidas... 

      Y era todo triste sin la luna amiga... 
      y era todo negro sin la luna blanca. 

    • Ser en la vida romero, 
      romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos. 
      Ser en la vida romero, 
      sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo. 
      Ser en la vida romero, romero..., sólo romero. 
      Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo, 

    • Y ahora pregunto aquí: 
      ¿quién es el último que habla, el sepulturero o el Poeta? 
      ¿He aprendido a decir: Belleza, Luz, Amor y Dios 
      para que me tapen la boca cuando muera, 
      con una paletada de tierra? 
      No. He venido y estoy aquí, 

    • Oí tocar a los grandes violinistas del mundo, 
      a los grandes 'virtuosos'. 
      Y me quedé maravillado. 
      ¡Si yo tocase así!... ¡Como un 'Virtuoso'! 
      Pero yo no tenía 
      escuela 
      ni disciplina 
      ni método... 
      Y sin estas tres virtudes 

    • No he venido a cantar 
      No he venido a cantar, podéis llevaros la guitarra. 
      No he venido tampoco, ni estoy aquí arreglando mi expediente 
      para que me canonicen cuando muera. 
      He venido a mirarme la cara en las lágrimas que caminan hacia el mar, 
      por el río