Tú estás en ese taxi parado, sí, eres Tú -un bulto en el crepúsculo- junto al bordillo blanco donde se acaba el campo de enfrente o descampado. Lo sé, aunque no te he visto (y aunque dentro del taxi no hay nadie). Está lloviendo con fuerza. Está empezando a oler en la ciudad a campo de muy lejos... Y tú estás en el taxi como en una capilla que fuera entre las hazas ermita solitaria. (Lo sé, porque esos trigos que se iluminan, lejos..., y ese río parado, con sus aguas crecidas de pronto...) Llueve fuerte y estás dentro del taxi (tal vez junto a ese chofer fatigado al volante). Sé que dentro del taxi no hay nadie, pero huele a lluvia de muy lejos. Suena esa lluvia. Y pienso sin ganas: ser poeta, suspender en el aire laborioso de un día y otro día unas pocas palabras necesarias, y quitarse de en medio. Porque uno -su difícil vivir- ya no hace falta si quedan las palabras. Ser poeta: orientarse, como esa luz dudosa cruzando el descampado y en vez de una existencia brillante, tener alma. Por eso, algo me quito de en medio: estoy viviendo como un taxi parado junto al bordillo blanco (y hay un cerco de alegres sonrisas y de manos fieles a sus celestes contactos en la sombra). Porque Tú, el más activo -y el más ocioso- estabas aquí, junto al farol de luz verde en la noche. Tú, sin libros; Tú, libre con brazos, con miradas, estabas sin testigos y medías -ocioso- mis pasos por mi cuarto (donde caben mis años). Y los trigos en éxtasis de Castilla la Vieja, los ríos llameantes con sus aguas crecidas, seguían a lo lejos relevándote (mientras detrás de mis cristales aparece el retraso de ese barro, esos charcos del ancho descampado, ¡yo también descampado, desterrado del campo!)
«Cuando mi pensamiento va hacia ti se perfuma.» Rubén Darío
Recibo y agradezco tu espuela de inquietud y tu deslumbramiento, tu racha de criatura que sustituye a Dios suficiente y cercana. Tal vez buscabas a tientas, con ojeras pasivas y cautivas,
Tú estás en ese taxi parado, sí, eres Tú -un bulto en el crepúsculo- junto al bordillo blanco donde se acaba el campo de enfrente o descampado. Lo sé, aunque no te he visto (y aunque dentro del taxi