Las sendas que me obligo a recorrer por ti, de Manuel Altolaguirre | Poema

    Poema en español
    Las sendas que me obligo a recorrer por ti

    Las sendas que me obligo 
    a recorrer por ti, 
    no las borra la vida, 
    y en vez de flores, una venda, 
    dura como una máscara, 
    va dividiendo el campo. 
    Quisiera haber nacido junto a ti, 
    vivir de rama en rama, sin caminos, 
    pero veo la distancia, el no alcanzarte 
    y peregrina el corazón pisando rosas 
    y llega al tuyo cuando sueña 
    dentro de una ciudad donde aplastado 
    quedó el verdor, la risa, las colmenas. 
    En ellas se enredaron los caminos 
    y la tierra ofendida quedamente 
    lanza leves suspiros, sus jardines; 
    sus torres que desprecios a la brisa 
    hacen inmóviles 
    voces de bronce dan 
    para anunciar las nuevas tumbas. 
    Yo sé por qué la tierra enfurecida 
    a veces tiembla y rompe las ciudades: 
    alguien responde al llanto de las yerbas 
    que no pueden nacer bajo las losas. 
    Las pisadas del hombre van dejando 
    su estéril huella, firme que divide 
    con una seca herida el prado verde 
    y más endurecido y seco implora 
    sostén a sus pisadas, que se calle 
    el color, que no pronuncie 
    en tallos de alegría 
    su gesto el campo; 
    mas impasible quiere su dominio, 
    con mármol sueña lapidar llanuras. 
    No así mi amor, tu mundo, otro planeta, 
    la flor intacta con ocultos ríos: 
    por sus venas iré sin ser notado, 
    soy de tu corazón dócil corriente.

    Manuel Altolaguirre nació en Málaga en 1906. Comenzó su labor profesional como un activo editor e impresor. A destacar, la fundación de la revista Litoral en 1926, junto a Emilio Prados, punto de encuentro de la mayor parte de la generación del 27. Su primera obra en verso, Las Invitadas y otros poemas (1926) corresponde al estilo de finales de siglo. En Poema del Agua (1927) se descubren resonancias gongorinas. Ejemplo representa un sentido de mayor modernidad e intimismo, manteniendo un lenguaje metafórico. Soledades juntas (1931) consolida su plenitud poética. Publicó, en prosa, Garcilaso de la Vega. Después de la guerra civil, vivió en Cuba entre 1939 y 1943, colaborando en la publicación de numerosas revistas. En 1943 se trasladó a México, donde destacó por su labor como guionista cinematográfico. Sus Poesías Completas 1926-1959 fueron publicadas en México en 1960. Falleció en Burgos en un accidente de tráfico, tras asistir al estreno de su primera película como director en el Festival de San Sebastián, en 1959.