¡Oh, el sotto voce balbuciente, oscuro, de la primer lujuria!... ¡Oh, la delicia del beso adolescente, casi puro!... ¡Oh, el no saber de la primer caricia!...
¡Despertarse de amor entre cantares y humedad del jardín, llanto sin pena, divina enfermedad que el alma llena, primera mancha de los azahares!...
Ángel, niño, mujer.... Los sensuales ojos adormilados y anegados en inauditas savias incipientes...
¡Y los rostros de almendra, virginales, como flores al sol aurirrosados, en los campos de mayo sonrientes!
De un sol que brilla y no arde la última lumbre serena... Una campana que suena en el palor de la tarde... De una ovejuela cobarde el anheloso balar... Y una moza del lugar que oye charlar a la fuente, con el pensamiento ausente
Esta es mi cara y ésta es mi alma: leed. Unos ojos de hastío y una boca de sed... Lo demás, nada... Vida... Cosas... Lo que se sabe... Calaveradas, amoríos... Nada grave, Un poco de locura, un algo de poesía, una gota del vino de la melancolía...