El alma errante, de Marceline Desbordes-Valmore | Poema

    Poema en español
    El alma errante

    Soy la plegaria que cruza 
    este mundo donde nada es mío: 
    soy la paloma en el cielo, 
    amor, por donde te voy buscando. 
    Rozando la ruta fecunda, 
    espigando la vida a cada paso, 
    he ganado los dos flancos del mundo, 
    Pendiente del soplo divino. 
    Ese soplo depuró la ternura 
    que fluía de mi canto herido 
    y vertió su santo entusiasmo 
    sobre el pobre y sobre el cautivo. 
    Y heme aquí, sigo alabando 
    mi única posesión, el recuerdo, 
    recorriendo, de aurora en aurora 
    el interminable porvenir. 
    Voy al desierto lleno de agua viva 
    a lavar las alas de mi corazón, 
    pues sé que hay otras orillas 
    para aquellos que os buscan, ¡Señor! 
    allí veré subir las falanges 
    de los pueblos que el hambre ha aniquilado, 
    y veré cómo regresan los ángeles, 
    desterrados, pero más tarde invocados» 
    Dejadme pasar, soy madre; 
    al hado volveré a pedirle 
    los dulces frutos de una flor amarga, 
    mis hijos, que la muerte me ha robado. 
    Creador de sus jóvenes encantos, 
    vos, que contáis los gritos fervientes, 
    os daré tantas lágrimas 
    ¡Que me devolveréis a mis hijos!