Delirio del incrédulo, de María Zambrano | Poema

    Poema en español
    Delirio del incrédulo

    Bajo la flor, la rama 
    sobre la flor, la estrella 
    bajo la estrella, el viento; 
    ¿Y más allá? 
    Más allá ¿no recuerdas?, sólo la nada 
    la nada, óyelo bien, mi alma, 
    duérmete, aduérmete en la nada. 
    Si pudiera, pero hundirme. 

    Bajo la flor, la rama… 

    Ceniza de aquel fuego, oquedad, agua espesa 
    y amarga, el llanto hecho sudor 
    la sangre que en su huida se lleva la palabra 
    y la carga vacía de un corazón sin marcha. 

    Bajo la flor, la rama… 

    De verdad ¿es que no hay nada? 
    Hay la nada. 
    La nada, óyelo bien, mi alma. 
    duérmete, aduérmete en la nada. 
    Y que no lo recuerdes. Era tu gloria. 

    Bajo la flor, la rama… 

    Más allá del recuerdo, en el olvido, 
    escucha en el soplo de tu aliento. 
    Mira en tu pupila misma dentro 
    en ese fuego que te abrasa, luz y agua. 

    Bajo la flor, la rama… 

    Mas no puedo, no puedo. 
    Ojos y oídos son ventanas. 
    Perdido entre mí mismo 
    no puedo buscar nada 
    no llego hasta la Nada. 

    Bajo la flor, la rama 
    sobre la flor, la estrella 
    bajo la estrella, el viento 
    ¿Y más allá? 
    Más allá ¿no recuerdas?, 
    sólo la nada.

    • Que todo se apacigüe como una luz de aceite. 
      Como la mar si sonríe, 
      como tu rostro si de pronto olvidas. 
      Olvida porque yo he olvidado 
      ya todo. Nada sé. 
      Cerca de ti nada sé. 
      Nada sé bajo tu sombra amarilla 
      simiente del árbol del olvido. 

    • Bajo la flor, la rama 
      sobre la flor, la estrella 
      bajo la estrella, el viento; 
      ¿Y más allá? 
      Más allá ¿no recuerdas?, sólo la nada 
      la nada, óyelo bien, mi alma, 
      duérmete, aduérmete en la nada. 
      Si pudiera, pero hundirme. 

      Bajo la flor, la rama… 

    • Comencé a cantar entre dientes por obedecer en la oscuridad absoluta que no había hasta entonces conocido, la vieja canción del agua todavía no nacida, confundida con el gemido de la que nace; el gemido de la madre que da a luz una y otra vez para acabar de nacer ella misma, entremezclado con el