La calle brilla para la ocasión
llueve sobre mis nervios bienvenidos
el aguacero me repara
no sé qué lava en mí
tal vez siluetas o intenciones
llueve australmente
sin barruntos
sin desdén y sin cálculo
y las gotas que purgan los cristales
e inundan miserable el arrabal
son las gotas de siempre
hijas o nietas de otras lluvias
que chapotearon mis zapatos
un mayo y un agosto
hace mil años
mi paraguas se abre a duras penas
es un paraguas alemán
un knirp
hecho para los duros chaparrones de münchen
y no para esta ducha
eterna encubridora
que reza anhelos mientras cae
canta milongas mientras fluye
hace reproches
moja excusas
dice un pregón sobre las latas
y apaga el eco en los charquitos
llueve de veras
con cadencia propia
por eso se rehace la nata de basuras
esa que roza todas las veredas
y va enseñando sus prodigios
hasta el desagüe o infortunio
el acullá estará reseco
habrá neptunos con la lengua afuera
parvas sedientas
saña sin oasis
terrones como piedras o verdugos
pero aquí el cielo se derrama
llueve por las junturas del ocaso
desde las copas de los plátanos
con las sirenas de los barcos
llueve corriendo y recorriendo
los toboganes de las tejas
regando a baldes
o llorando a ríos
mi lluvia es ésta
la descalza
la venerable del peldaño
la desigual del adoquín
la que se escurre entre los tristes
y hace sus propios socavones
la del silencio con goteras
la de quebrantos de cebolla
después de todo la que suelta el frío
y forma el barro de la patria