Se retrocede con seguridad 
Pero se avanza a tientas 
Uno adelanta manos como un ciego 
Ciego imprudente por añadidura 
Pero lo absurdo es que no es ciego 
Y distingue el relámpago la lluvia 
Los rostros insepultos la ceniza 
La sonrisa del necio las afrentas 
Un barrunto de pena en el espejo 
La baranda oxidada con sus pájaros 
La opaca incertidumbre de los otros 
Enfrentada a la propia incertidumbre 
Se avanza a tientas / lentamente 
Por lo común a contramano 
De los convictos y confesos 
En búsqueda tal vez 
De amores residuales 
Que sirvan de consuelo y recompensa 
O iluminen un pozo de nostalgias 
Se avanza a tientas / vacilante 
No importan la distancia ni el horario 
Ni que el futuro sea una vislumbre 
O una pasión deshabitada 
A tientas hasta que una noche 
Se queda uno sin cómplices ni tacto 
Y a ciegas otra vez y para siempre 
Se introduce en un túnel o destino 
Que no se sabe dónde acaba.
Mario Benedetti (Paso de los Toros, Uruguay, 1920-Montevideo, 2009). Se educó en un colegio alemán y se ganó la vida como taquígrafo, vendedor, cajero, contable, funcionario público y periodista. Autor de novelas, relatos, poesía, teatro y crítica literaria, publicó más de cincuenta libros y ha sido traducido a veintitrés idiomas. Fue galardonado con, entre otros, el Premio Reina Sofía de Poesía 1999 y el Premio Iberoamericano José Martí 2000.