El viaje, de Mary Oliver | Poema

    Poema en español
    El viaje

    Un día por fin supiste 
    lo que tenías que hacer, y lo empezaste, 
    aunque a tu alrededor algunas voces 
    insistían en gritar 
    malos consejos... 
    aunque toda la casa 
    se puso a temblar 
    y sentiste el viejo tirón 
    en los tobillos. 
    “¡Arréglame la vida!”, 
    gritaba cada una de las voces. 
    Pero no te detuviste. 
    Sabías lo que tenías que hacer, 
    aunque el viento husmeara 
    con sus dedos rígidos 
    hasta en los cimientos, 
    aunque su melancolía 
    fuese tremenda. 
    Ya era bastante tarde 
    y era una noche espantosa 
    y la carretera estaba llena 
    de ramas y piedras caídas. 
    Pero poco a poco, 
    a medida que dejabas atrás sus voces, 
    las estrellas comenzaron a arder 
    a través de las láminas de nubes, 
    y se oyó una voz nueva 
    que lentamente 
    reconociste como tuya, 
    que te hacía compañía 
    mientras a zancadas 
    penetrabas cada vez más en el mundo, 
    con la decisión de hacer 
    lo único que podías hacer... 
    la decisión de salvar 
    la única vida que podías salvar. 

    • ¿Quién creó al mundo? 
      ¿Quién hizo al cisne, y al oso negro? 
      ¿Quién dio forma al saltamontes? 
      Me refiero a este saltamontes, 
      el que acaba de saltar en la hierba, 
      el que ahora come azúcar de mi mano, 

    • No tienes que ser buena. 
      No tienes que atravesar el desierto 
      de rodillas, arrepintiéndote. 
      Solo tienes que dejar que ese delicado animal 
      que es tu cuerpo ame lo que ama. 
      Cuéntame tu desesperación y te contaré la mía. 
      Mientras tanto, el mundo sigue. 

    • Un día por fin supiste 
      lo que tenías que hacer, y lo empezaste, 
      aunque a tu alrededor algunas voces 
      insistían en gritar 
      malos consejos... 
      aunque toda la casa 
      se puso a temblar 
      y sentiste el viejo tirón 
      en los tobillos.