La canción de un presidiario, de Miguel Hernández | Poema

    Poema en español
    La canción de un presidiario

    Hay en la cárcel un mozo 
    que sufre larga condena... 
    Negra, cual su calabozo, 
    conlleva en una pena. 

    Dicen que en las noches largas, 
    asido a las fuertes rejas, 
    con notas recias y amargas 
    canta coplas que son quejas. 
    ¡Por ti, moza, sufro y peno 
    en esta prisión sombría...! 
    ¡Por ti he dejao de ser güeno...! 

    ¡Y de nuevo dejaría! 
    Yo te amaba con pasión 
    y el alma mía te di... 
    ¿Por qué me hiciste traición? 
    ¿Por qué te burlas de mí? 

    A uno que miró tus ojos 
    le hice pasar un mal rato... 
    Con caenas y cerrojos 
    castigan mi asesinato... 

    Por ti me trajeron preso. 
    Tú, cruel olvidadora, 
    ni aún el consuelo de un beso 
    le das al que por ti llora... 

    Mientras que yo con caenas 
    aquí me veo prendío, 
    mientras devoro mis penas, 
    otro ocupa el sitio mío... 

    Por ti, moza, lloro y peno 
    en esta prisión sombría... 
    ¡Por ti dejé de ser güeno! 
    ¡Ay de ti si salgo un día...! 

    Dicen que luego, sombrío, 
    de los hierros se separa, 
    cayendo en el suelo frío 
    llena de llanto su cara... 

    Y que, cuando el sol clemente 
    penetra aquel calabozo 
    regándolo en luz ardiente... 
    aún llora febril el mozo.