Hay en la cárcel un mozo
que sufre larga condena...
Negra, cual su calabozo,
conlleva en una pena.
Dicen que en las noches largas,
asido a las fuertes rejas,
con notas recias y amargas
canta coplas que son quejas.
¡Por ti, moza, sufro y peno
en esta prisión sombría...!
¡Por ti he dejao de ser güeno...!
¡Y de nuevo dejaría!
Yo te amaba con pasión
y el alma mía te di...
¿Por qué me hiciste traición?
¿Por qué te burlas de mí?
A uno que miró tus ojos
le hice pasar un mal rato...
Con caenas y cerrojos
castigan mi asesinato...
Por ti me trajeron preso.
Tú, cruel olvidadora,
ni aún el consuelo de un beso
le das al que por ti llora...
Mientras que yo con caenas
aquí me veo prendío,
mientras devoro mis penas,
otro ocupa el sitio mío...
Por ti, moza, lloro y peno
en esta prisión sombría...
¡Por ti dejé de ser güeno!
¡Ay de ti si salgo un día...!
Dicen que luego, sombrío,
de los hierros se separa,
cayendo en el suelo frío
llena de llanto su cara...
Y que, cuando el sol clemente
penetra aquel calabozo
regándolo en luz ardiente...
aún llora febril el mozo.