Cantar, de Miguel Hernández | Poema

    Poema en español
    Cantar

    Es la casa un palomar 
    y la cama un jazminero. 
    Las puertas de par en par 
    y en el fondo el mundo entero. 

    El hijo, tu corazón. 
    Madre que se ha engrandecido. 
    Dentro de la habitación 
    todo lo que ha florecido. 

    El hijo te hace un jardín, 
    y tú has hecho al hijo, esposa, 
    la habitación del jazmín, 
    el palomar de la rosa. 

    Alrededor de tu piel 
    ato y desato la mía. 
    Un mediodía de miel 
    rezumas: un mediodía. 

    ¿Quién en esta casa entró 
    y la apartó del desierto? 
    Para que me acuerde yo 
    alguien que soy yo y ha muerto. 

    Viene la luz más redonda 
    a los almendros más blancos. 
    La vida, la luz se ahonda 
    entre muertos y barrancos. 

    Venturoso es el futuro, 
    como aquellos horizontes 
    de pórfido y mármol puro 
    donde respiran los montes. 

    Arde la casa encendida 
    de besos y sombra amante. 
    No puede pasar la vida 
    más honda y emocionante. 

    Desbordadamente sorda 
    la leche alumbra tushuesos. 

    Y la casa se desborda 
    con ella, el hijo y los besos. 

    Tú, tu vientre caudaloso, 
    el hijo y el palomar. 
    Esposa, sobre tu esposo 
    suenan los pasos del mar.