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  • A mi amigo Manolo, aguador ahogado, de Miguel Hernández | Poema

A mi amigo Manolo, aguador ahogado, de Miguel Hernández | Poema

  • Manuel López
  • Poema en español(solapa activa)
Poema en español
A mi amigo Manolo, aguador ahogado

A punto de casarte te has ahogado. 

Y una mujer tortura sus cabellos, 
echa de menos un timón de olmo, 
llora un novio de yunques resistentes, 
un corazón de campanario en fiesta, 
derramando jornales por el suelo, que unisteis 
para pagar el azahar y el hijo. 
Y otra mujer, tu madre, tan mezquina 
que te crió con hierbas y mendrugos, 
gime y te insulta porque ha de pagar tu entierro. 
Hoy tendrán sed tinajas y gargantas, 
hoy huelgan por ti fuentes y aguadores, 
carros y surtidores, con los brazos caídos. 
Tu cuerpo estaba hecho de herramientas sonoras: 
parecías compuesto de disparos, 
tu voz llevaba un trueno de las riendas 
y dos trillos tus pasos, tan potentes 
que quedaban las huellas de tus pies 
grabadas en las losas. 
Tú y la chicharra, de la misma especie. 
Cuando hacías equilibrios sobre un cuchillo en pie, 
cuando sobre tu carro 
de cántaros templando sus guitarrones de agua, 
relampagueando el látigo mordías al borrico, 
cuando te desplegabas sobre tu acordeón, 
caía seducida una hortelana. 
Tú y Rosendo, los mozos más fornidos, Manolo. 
Tu dilatado tórax ocupaba la calle, 
a tu sien hondamente negra de juventud 
acudían las venas y el amor a manojos, 
parecía que nunca te habías de morir, 
parecías verdad, y eras mentira. 
Viniste al mundo derribando sillas 
y levantando arados con los dientes, 
tu mano mejoró la del león 
y resistió tu espalda la caída de un pino. 

Gremio de relucientes puñaladas, 
suavemente las aguas te han matado. 
Cuatro aguadores de anudados brazos 
te llevan con los pies para delante. 
Cuenta con mi dolor, cuenta conmigo, 
y con mi corazón, y con mi lengua, 
cuenta con un puñado de lágrimas y tierra, 
cosechero que fuiste del estrépito, 
privilegio acabado de la vida.

Miguel Hernández
  • Vientos del pueblo, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Vientos del pueblo me llevan, 
    vientos del pueblo me arrastran, 
    me esparcen el corazón 
    y me aventan la garganta. 

  • Imposible, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Quiero morir riendo ojos, 
    no quiero morirme serio; 
    y que me den tierra pronto...  
    pero no de cementerio. 

    No quiero morir -dormir- 
    no quiero dormir muriendo 
    en un estéril jardín...  
    ¡Yo quiero morir viviendo! 

  • Cántico corporal, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Vivo yo, pero yo no vivo entero. 
    De mis ojos ausente, 
    careciendo de ti, vivo que muero, 
    canario adoleciente, 
    canto y estoy más pálido que un diente. 

  • Las manos, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Brotan del corazón, irrumpen por los brazos, 
    saltan, y desembocan sobre la luz herida 
    a golpes, a zarpazos. 

  • La lluvia, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Ha enmudecido el campo, presintiendo la lluvia. 
    Reaparece en la tierra su primer abandono. 
    La alegría del cielo se desconsuela a veces, 
    sobre un pastor sediento. 

  • Aceituneros, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Andaluces de Jaén, 
    aceituneros altivos, 
    decidme en el alma: ¿quién, 
    quién levantó los olivos? 

    No los levantó la nada, 
    ni el dinero, ni el señor, 
    sino la tierra callada, 
    el trabajo y el sudor. 

  • Elegía, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    En Orihuela, su pueblo y el mío, se me ha muerto como del rayo Ramón Sijé, a quien tanto quería.
     
    Yo quiero ser llorando el hortelano 
    de la tierra que ocupas y estercolas, 
    compañero del alma, tan temprano. 

  • El soldado y la nieve, de Miguel Hernández | Poema

    Miguel Hernández

    Diciembre ha congelado su aliento de dos filos, 
    y lo resopla desde los cielos congelados, 
    como una llama seca desarrollada en hilos, 
    como una larga ruina que ataca a los soldados. 

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