Ay, triste España de Caín, la roja de sangre hermana y por la bilis gualda, muerdes porque no comes, y en la espalda llevas carga de siglos de congoja!
Medra machorra envidia en mente floja —te enseñó a no pensar Padre Ripalda— rezagada y vacía está tu falda e insulto el bien ajeno se te antoja
Democracia frailuna con regüeldo de refectorio y ojo al chafarote, ¡viva la Virgen!, no hace falta bieldo.
Gobierno de alpargata y de capote, timba, charada, a fin de mes el sueldo, y apedrear al loco Don Quijote.
Hay ojos que miran, -hay ojos que sueñan, hay ojos que llaman, -hay ojos que esperan, hay ojos que ríen -risa placentera, hay ojos que lloran -con llanto de pena, unos hacia adentro -otros hacia fuera.
Corral de muertos, entre pobres tapias, hechas también de barro, pobre corral donde la hoz no siega, sólo una cruz, en el desierto campo señala tu destino. Junto a esas tapias buscan el amparo del hostigo del cierzo las ovejas