El pueblo es un viejo tozudo, es una muchacha sin novio, es un pequeño comerciante en descrédito, es un pariente con quien reñirnos hace mucho tiempo.
El pueblo es una bochornosa tarde de verano, es un castillo sobre la arena, es la lluvia fina de noviembre.
El pueblo es cuarenta años de subirse a los andamios, es la breve ansiedad del domingo por la tarde, es la familia como base de la sociedad futura, es el conjunto de sus habitantes, etc., etc.
El pueblo es mi esfuerzo y vuestro esfuerzo, es mi voz y vuestra voz, es mi pequeña muerte y vuestra pequeña muerte. El pueblo es el conjunto de nuestro esfuerzo y de nuestra voz y de nuestra pequeña muerte. El pueblo eres tú y tú y tú y toda la gente que no conoces, y tus secretos y los secretos de los otros. El pueblo es todos, el pueblo es nadie, El pueblo es todo: el principio y el fin, el amor y el odio, la voz y el silencio, la vida y la muerte.
Ahora mismo enhebro esta aguja con el hilo de un propósito que no digo y me pongo a remendar. Ninguno de los prodigios que anunciaban taumaturgos insignes se ha cumplido, y los años pasan de prisa. De nada a poco, y siempre con el viento de cara,
El año que viene ya nadie se fijará en nosotros. Ahora somos recién llegados y nos miran con desprecio hasta los que llevan aquí cuarenta años y nada les altera. Tenemos un aire aturdido y tenaz que hace reír a las mujeres