Piedra de horno, de Nicolás Guillén | Poema

    Poema en español
    Piedra de horno

    La tarde abandonada gime deshecha en lluvia. 
    Del cielo caen recuerdos y entran por la ventana. 
    Duros suspiros rotos, quimeras lastimadas. 
    Lentamente va viniendo tu cuerpo. 
    Llegan tus manos en su órbita 
    de aguardiente de caña; 
    tus pies de lento azúcar quemados por la danza, 
    y tus muslos, tenazas del espasmo, 
    y tu boca, sustancia 
    comestible y tu cintura 
    de abierto caramelo. 
    Llegan tus brazos de oro, tus dientes sanguinarios; 
    de pronto entran tus ojos traicionados; 
    tu piel tendida, preparada 
    para la siesta: 
    tu olor a selva repentina; tu garganta 
    gritando -no sé, me lo imagino-, gimiendo 
    -no sé, me lo figuro-, quemándose- no sé, supongo, creo; 
    tu garganta profunda 
    retorciendo palabras prohibidas. 
    Un río de promesas 
    desciende de tu pelo, 
    se demora en tus senos, 
    cuaja al fin en un charco de melaza en tu vientre, 
    viola tu carne firme de nocturno secreto. 
    Carbón ardiente y piedra de horno 
    en esta tarde fría de lluvia y de silencio.