Ejercicio de piano con amapola de siete a nueve de la mañana
Sobre la quemadura de la amapola aplícate jazmines, que eso la cura; si acaso fuese grave la quemadura usarás la camelia, pero una sola.
Cuando el cielo en verano se tornasola y ni una nube vaga de cruel blancura, y el hastío te invade como una impura serpiente que te aprieta y asfixia y viola,
búscate una muchacha que toque viola, siempre que de ella sea la partitura, y quémala tú mismo con amapola;
una muchacha fresca, sonriente y pura y dale una camelia, pero una sola, si acaso fuese grave la quemadura...
Yoruba soy, lloro en yoruba lucumí. Como soy un yoruba de Cuba, quiero que hasta Cuba suba mi llanto yoruba, que suba el alegre llanto yoruba que sale de mí.
A veces tengo ganas de ser un cursi para decir: La amo a usted con locura. A veces tengo ganas de ser tonto para gritar: ¡La quiero tanto! A veces tengo ganas de ser un niño para llorar acurrucado en su seno. A veces tengo ganas de estar muerto
Quisiera hacer un verso que tuviera ritmo de Primavera; que fuera como una fina mariposa rara, como una mariposa que volara sobre tu vida, y cándida y ligera revolara sobre tu cuerpo cálido de cálida palmera
Cuando me veo y toco yo, Juan sin Nada no más ayer, y hoy Juan con Todo, y hoy con todo, vuelvo los ojos, miro, me veo y toco y me pregunto cómo ha podido ser.