Ejercicio de piano con amapola de siete a nueve de la mañana, de Nicolás Guillén | Poema

    Poema en español
    Ejercicio de piano con amapola de siete a nueve de la mañana

    Sobre la quemadura de la amapola 
    aplícate jazmines, que eso la cura; 
    si acaso fuese grave la quemadura 
    usarás la camelia, pero una sola. 

    Cuando el cielo en verano se tornasola 
    y ni una nube vaga de cruel blancura, 
    y el hastío te invade como una impura 
    serpiente que te aprieta y asfixia y viola, 

    búscate una muchacha que toque viola, 
    siempre que de ella sea la partitura, 
    y quémala tú mismo con amapola; 

    una muchacha fresca, sonriente y pura 
    y dale una camelia, pero una sola, 
    si acaso fuese grave la quemadura...