Marcha el poeta por ásperos caminos y los espinos rasgan su ropaje. Tiene que atravesar ríos y ciénagas y nadie le tiende una mano amiga. Solo y perdido, empiezan a brotar las quejas de su corazón cansado. Apenas puede sostener la lira, un profundo dolor le ha derribado.
«Un triste destino me ha empujado a vagar por el mundo, abandonado. Traigo a todos la ilusión y la paz, pero nadie las quiere compartir conmigo. Cada cual con su vida y con sus cosas, ve cómo aumenta, al verme, su alegría. Echan entonces una limosna triste y rechazan las súplicas del corazón.
Me dejan ir, indolentes, como ven las primaveras: al alejarme afligido, mi pena y dolor ignoran. Exigen luego los frutos sin saber quién ha sembrado. Hago versos sobre el Cielo y nadie reza por mí.
Agradecido percibo poder mágico en mis labios. Oh si el amor me llegara como una atadura mágica. Nadie se ocupa de un pobre forastero e indigente. ¿Qué corazón va a apiadarse? ¿Quién me libra de la pena?»
En la hierba se ha arrojado y se duerme entre sollozos. La sublime voz del canto llena su pecho oprimido: «Olvida lo que has sufrido, se va a aligerar tu carga: lo que por chozas buscabas en un palacio se encuentra.
Se acerca la recompensa, tu caminar se termina. El laurel se hará corona que una mano fiel te imponga. A un corazón armonioso lo llaman a gloria y trono. Y al poeta, fatigado, lo nombran hijo del rey».
Una cosa sólo ha buscado el hombre en todo tiempo, y lo ha hecho en todas partes, en las cimas y en las simas del mundo. Bajo nombres distintos –en vano– se ocultaba siempre, y siempre, aun creyéndola cerca, se le iba de las manos.
... Cuando cifras y figuras dejen de ser las claves de toda criatura, cuando aquellos que al cantar o besarse sepan más que los sabios más profundos, cuando vuelva al mundo la libertad de nuevo, vuelva el mundo a ser mundo otra vez,
Marcha el poeta por ásperos caminos y los espinos rasgan su ropaje. Tiene que atravesar ríos y ciénagas y nadie le tiende una mano amiga. Solo y perdido, empiezan a brotar las quejas de su corazón cansado. Apenas puede sostener la lira,