Tuve una vez un gran amor
que derribó mi casa
agrietó mis puentes
y me hizo perder el equilibrio
Después vinieron las réplicas:
amoríos de baja intensidad
que ni siquiera
me hicieron temblar
En cuanto al gran amor
ay mísero de mí
Al son de un suave y blando movimiento
arroyos vas pisando de dulzura
Tus pasos pisan, pasan por la oscura
región de mi memoria. Ya no siento
ni el ruido de la puerta ni el lamento
del lecho al irte. Pasa tu hermosura,
se pierde en el umbral. Tu mano pura
cerró el vestido.
Créenme dormido
tus pasos. Pisan, pasan por mi mente
igual que ayer. Mi pobre sentimiento
qué solo está, qué solo estoy tendido
mirándote partir perpetuamente
al son de un suave y blando movimiento.