Poema 6. Te recuerdo como eras en el último otoño, de Pablo Neruda | Poema

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    Poema 6. Te recuerdo como eras en el último otoño

    Te recuerdo como eras en el último otoño. 
    Eras la boina gris y el corazón en calma. 
    En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo. 
    Y las hojas caían en el agua de tu alma. 

    Apegada a mis brazos como una enredadera, 
    las hojas recogían tu voz lenta y en calma. 
    Hoguera de estupor en que mi sed ardía. 
    Dulce jacinto azul torcido sobre mi alma. 

    Siento viajar tus ojos y es distante el otoño: 
    boina gris, voz de pájaro y corazón de casa 
    hacia donde emigraban mis profundos anhelos 
    y caían mis besos alegres como brasas. 

    Cielo desde un navío. Campo desde los cerros. 
    Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma! 
    Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos. 
    Hojas secas de otoño giraban en tu alma.

    Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto nació en Parral, Chile, el 12 de julio de 1904 conocido por el seudónimo y, más tarde, el nombre legal de Pablo Neruda, fue un poeta chileno, considerado uno de los mayores y más influyentes de su siglo, siendo llamado por el novelista Gabriel García Márquez «el más grande poeta del siglo XX en cualquier idioma». Entre sus múltiples reconocimientos destaca el Premio Nobel de Literatura en 1971. En 1917, publica su primer artículo en el diario La Mañana de Temuco, con el título de Entusiasmo y perseverancia. En esta ciudad escribió gran parte de los trabajos, que pasarían a integrar su primer libro de poemas: Crepusculario. En 1924 publica su famoso Veinte poemas de amor y una canción desesperada, en el que todavía se nota una influencia del modernismo. En 1927, comienza su larga carrera diplomática en Rangún, Birmania. Será luego cónsul en Sri Lanka, Java, Singapur, Buenos Aires, Barcelona y Madrid. En sus múltiples viajes conoce en Buenos Aires a Federico García Lorca y en Barcelona a Rafael Alberti. Pregona su concepción poética de entonces, la que llamó «poesía impura», y experimenta el poderoso y liberador influjo del Surrealismo. En 1935, aparece la edición madrileña de Residencia en la tierra.