Te quiero, sí, te quiero. ¿Me has oído?
Estoy loco por ti, loco perdido.
Y hablo, y hablo, mas siempre, muy sincero,
sólo es para decirte que te quiero.
¡Te quiero! ¿Me has oído? ¡Dilo pronto!
¿Y te ríes? ¿Acaso me ves aire de tonto?
Pero ¿qué hacer entonces para que tú comprendas,
para que mis palabras sean claras, sin vendas?...
Siempre lo que se dice parece tontería,
porque cuanto decimos suena a cosa vacía
busco, y busco algún modo, pero ¡tiempo perdido!
Pues nunca a las palabras los besos han suplido.
Algo el pecho me oprime cual si un sollozo fuera;
quiero explicarme, pero no encuentro la manera;
sólo llega a las almas lo que saber decimos,
y al través de palabras más o menos vivimos.
Necesito palabras, y quiero, en ansia ardiente,
y entre análisis frío, pesarlas en la mente.
Es fuerza que te diga, que sepas lo que siento,
todo esto que confuso bulle en mi pensamiento;
mas ¿Cómo? Si lograra… si lograra en mi inquieta
tortura, hallar hermosas palabras de poeta,
mucho más te diría que esto que aquí sentado,
cerca de ti, te digo con labio balbuciente,
y que cien y mil veces repito emocionado:
«¡Tú, siempre, amada mía!... Siempre tú, solamente».
Ah! je vous aime! je vous aime!
Vous entendez? Je suis fou de vous. Je suis fou…
Je dis des mots, toujours les mêmes…
Mais je vous aime! Je vous aime!…
Je vous aime, comprenez-vous?
Vous riez? J’ai l’air stupide?
Mais comment faire alors pour que tu saches bien,
pour que tu sentes bien? Ce qu’on dit, c’est si vide.
Ce n’est pas vrai que les baisers peuvent suffire.
Quelques chose m’étouffe, ici, comme un sanglot.
J’ai besoin d’exprimer, d’expliquer, de traduire.
On ne sent tout à fait que ce qu’on a su dire.
On vit plus ou moins à travers des mots.
J’ai besoin de mots, d’analyses.
Il faut, il faut que je te dise…
Il faut que tu saches… Mais quoi!
Si je savais trouver des choses de poète,
en dirais-je plus, réponds-moi,
que lorsque je te tiens ainsi, petite tête,
et que cent fois et mille fois
je te répète éperdument et te répète
Toi! toi! toi! toi!...