Castigo, de Pedro Bonifacio Palacios 'Almafuerte' | Poema

    Poema en español
    Castigo

       I 


    Yo te juré mi amor sobre una tumba, 
    sobre su mármol santo! 
    ¿Sabes tú las cenizas de qué muerta 
    conjuré temerario? 
    ¿Sabes tú que los hijos de mi temple 
    saludan ese mármol, 
    con la faz en el polvo y sollozantes 
    en el polvo besando? 
    ¿Sabes tú las cenizas de qué muerta 
    mintiendo, has profanado? 
    ¡No los quieras oír, que tus oídos 
    ya no son un santuario! 
    ¡No los quieras oír como hay rituales 
    secretos y sagrados, 
    hay tan augustos nombres que no todos 
    son dignos de escucharlos! 



       II 


    Yo te di un corazón joven y justo 
    ¡por qué te lo habré dado! 
    ¡Lo colmaste de besos, y una noche 
    te dio por devorarlo! 
    Y con ojos serenos ¡El verdugo, 
    que cumple su mandato, 
    solicita perdón de las criaturas 
    que inmolará en el tajo! 
    ¡Tú le viste, serena, indiferente, 
    gemir agonizando, 
    mientras tu roja sangre enrojecía 
    tus mejillas de nardo! 
    Y tus ojos ¡mis ojos de otro tiempo 
    que me temían tanto! 
    Ni una perla tuvieron, ni una sola: 
    ¡eres de nieve y mármol! 



       III 


    ¿Acaso el que me roba tus caricias 
    te habrá petrificado? 
    ¿Acaso la ponzoña de Leteo 
    te inyectó a su contacto? 
    ¿O pretendes probarme en los crisoles 
    de los celos amargos, 
    y me vas a mostrar cuánto me quieres, 
    después entre tus brazos? 
    ¡No se prueban así con ignominias, 
    corazones hidalgos! 
    ¡No se templa el acero damasquino 
    metiéndolo en el fango! 
    Yo te alcé en mis estrofas, sobre todas, 
    hasta rozar los astros: 
    tócale a mi venganza de poeta, 
    ¡dejarte abandonada en el espacio!