Esta pena mía
no tiene importancia.
Sólo es la tristeza de una melodía,
y el íntimo ensueño de alguna fragancia.
-Que todo se muere,
que la vida es triste,
que no vendrás nunca, por más que te espere,
pues ya no me quieres como me quisiste-.
La rama de los astros se estremece en la altura,
movida por el viento de la eterna armonía,
y el silencio murmura
su vaga poesía.
Tú ya no estás conmigo para hacerme dichoso,
y te hallas tan lejana, que eres una tristeza...;
pero todo, esta noche, se vuelve más hermoso,
tal como si estuviese pensando en tu belleza.
Un arroyito claro por la pradera, ondula,
el temblor de las plantas le descubre su anhelo,
y la tierra se azula
deseando ser un cielo...
Siento que te aproximas en esta noche tierna;
pues aunque vives lejos, el ensueño nos une,
como a dos estrellitas una misma cisterna,
donde la fantasía del agua las reúne.
La belleza es misterio, que tu amor profundiza,
tu recuerdo, en guiadora claridad se convierte;
y la ausencia idealiza
la pena de quererte.
¡Si no sólo en mis versos, si en realidad vinieras!
¿No oyes la melodía que, de cariño, llora?
Se muestra el mundo bueno, como si me quisieras...
¿Dónde estarás ahora? ¿Dónde estarás ahora?