¿Para qué este deseo de una afecto profundo, y este afán de ser noble, y esta lucha por ser; si sólo viviremos un instante en el mundo, y la vida que aisla, no nos deja querer?
¿Para qué transformar el gemido en un canto, y aprender en las penas, a dar nuestros consuelos; si todos van huyendo, sordos por desencanto; y el hombre perseguido tiene horror de los cielos?
¿Para qué la bondad que provoca el abuso, cual los mimos que vuelven más caprichoso al niño; si aceptarán apenas, o le darán mal uso, al corazón que se hace pesado de cariño?
El esfuerzo destroza las alas del anhelo, y el bien con que soñamos, es un ciego derroche. ¡Todas las flores no hacen jardín de este suelo, y todas las estrellas no pueden con la noche!...
Y ¿par qué alma mía, vas a seguir tu empeño? El camino se pierde: no se oye, no se ve... Mejor es descansar en el lago del sueño: ¿Para qué?... ¿Para qué?...
¿Para qué este deseo de una afecto profundo, y este afán de ser noble, y esta lucha por ser; si sólo viviremos un instante en el mundo, y la vida que aisla, no nos deja querer?