Lobos, de Pilar Adón | Poema

Yo... Lo sé. Tengo ese miserable aspecto 
del que va demandando cariño por las puertas. 
«Quiéreme un poco. Quiéreme un poco...» 
Los ojos nostálgicos hacia el coche que se aleja 
y la espalda estrecha que se detiene por última vez para decir adiós 

Dime Oráculo, Ser de las Adivinaciones. 
¿Es siempre la hoja marrón una hoja marchita, 
o puede ocurrir también, oh Oráculo, Ser de las Adivinaciones, 
que la hoja marrón crezca fuerte y fresca, carnosa y viva, 
como cualquier otra hoja verde, con ramificaciones blancas? 

Hay un sonido, un único sonido.