Castigos, de Rafael Alberti | Poema

    Poema en español
    Castigos

    Es cuando golfos y bahías de sangre, 
    coagulados de astros difuntos y vengativos, 
    inundan los sueños. 
    Cuando golfos y bahías de sangre 
    atropellan la navegación de los lechos 
    y a la diestra del mundo muere olvidado un ángel. 
    Cuando saben a azufre los vientos 
    y las bocas nocturnas a hueso, vidrio y alambre. 
    Oídme. 
    Yo no sabía que las puertas cambiaban de sitio, 
    que las almas podían ruborizarse de sus cuerpos, 
    ni que al final de un túnel la luz traía la muerte. 
    Oídme aún. 

    Quieren huir los que duermen. 
    Pero esas tumbas del mar no son fijas, 
    esas tumbas que se abren por abandono y cansancio del cielo no son estables, 
    y las albas tropiezan con rostros desfigurados. 
    Oíd aún. Más todavía. 

    Hay noches en que las horas se hacen de piedra en los espacios, 
    en las venas no andan 
    y los silencios yerguen siglos y dioses futuros. 
    Un relámpago baraja las lenguas y trastorna las palabras. 
    Pensad en las esferas derruidas, 
    en las órbitas secas de los hombres deshabitados, 
    en los milenios mudos. 
    Más, más todavía. Oídme. 

    Se ve que los cuerpos no están en donde estaban, 
    que la luna se enfría de ser mirada 
    y que el llanto de un niño deforma las constelaciones. 
    Cielos enmohecidos nos oxidan las frentes desiertas, 
    donde cada minuto sepulta su cadáver sin nombre. 
    Oídme, oídme por último. 

    Porque siempre hay un último posterior a la caída de los páramos, 
    al advenimiento del frío en los sueños que se descuidan, 
    a los derrumbos de la muerte sobre el esqueleto de la nada. 

    Rafael Alberti nació en 1902 en Puerto de Santa María, Cádiz. Publicó su primer libro de versos en 1925, Marinero en tierra, que Juan Ramón Jiménez prologó con una fraternal carta. En ella, Juan Ramón se confesaba compatriota de Alberti "por tierra, mar y cielo del oeste andaluz". Andalucía es la materia prima de su primer libro, con el que obtuvo el Premio Nacional de Literatura. El paisaje de la bahía de Cádiz, la tierra y el cielo andaluces y recuerdos de la infancia alimentan La amante (Canciones), publicado en 1926, asumiendo la apariencia de un manual de geografía lírica. Algunos críticos consideran tres fases en su obra: la primera de una raíz popular, fresca, graciosa y ágil; la segunda, un retorno a la tradición culta bajo el influjo de Góngora; y por último, un estilo en el que el humor es casi amargura, con innovaciones surrealistas y un depurado intelectualismo. A partir de 1931, sin pretenderlo, su obra cobra un cariz político. En 1976 regresa a España y es elegido al año siguiente diputado por Cádiz del Partido Comunista, cargo al que renunciaría para dedicarse a su obra. Recibió el Premio Cervantes en 1983. Falleció en Puerto de Santa María, Cádiz, en 1999.