Lleguemos a un acuerdo, poema. Ya no te forzaré a decir lo que no quieres ni tú te resistirás tanto a lo que deseo. Hemos forcejeado mucho. ¿Para qué este empeño en hacerte a mi imagen cuando sabes cosas que no sospecho? Líbrate ya de mí. Huye sin mirar atrás. Sálvate antes de que sea tarde. Pues siempre me rebasas, sabes decir lo que te impulsa y yo no, porque eres más que tú mismo y yo sólo soy el que trata de reconocerse en ti. Tengo la extensión de mi deseo y tú no tienes ninguno, sólo avanzas hacia donde te diriges sin mirar la mano que mueves y te cree suyo cuando te siente brotar de ella como una sustancia que se erige. Imponle tu curso al que escribe, él sólo sabe ocultarse, cubrir la novedad, empobrecerse. Lo que muestra es una reiteración cansada. Poema, apártate de mí.
Lleguemos a un acuerdo, poema. Ya no te forzaré a decir lo que no quieres ni tú te resistirás tanto a lo que deseo. Hemos forcejeado mucho. ¿Para qué este empeño en hacerte a mi imagen cuando sabes cosas que no sospecho? Líbrate ya de mí.
Tú apareces, tú te desnudas, tú entras en la luz, tú despiertas los colores, tú coronas las aguas, tú comienzas a recorrer el tiempo como un licor, tú rematas la más cegadora de las orillas, tú predices si el mundo seguirá va a caer,