Elvira Tracy, de Rafael Pombo | Poema

    Poema en español
    Elvira Tracy

    ¡He aquí del año el más hermoso día 
    Digno del paraíso!, es el temprano 
    Saludo que el otoño nos envía 
    ¡Son los adioses que nos da el verano! 

    Ondas de luz purísima abrillantan 
    La blanca alcoba de la dulce Elvira 
    Los pajarillos cariñosos cantan, 
    El perfumado céfiro suspira. 

    He allí su tocador: aún se estremece 
    Cual de su virgen forma al facto blando. 
    He allí a la Madre de Jesús: parece 
    Estar sus oraciones escuchando. 

    ¡Un féretro en el centro, un paño, un Cristo! 
    ¡Un cadáver! ¡Gran Dios!... ¡Elvira!... 
    ¡Es ella! 
    Alegremente linda ayer la he visto, 
    ¿Y hoy?... hela allí... ¡solemnemente bella! 

    ¡No ha muerto: duerme! ¡Vedla sonreída! 
    Ayer, en esta alcoba deliciosa, 
    Feliz soñaba el sueño de la vida 
    ¡Hoy sueña el de otra vida aún más dichosa! 

    Ya de la rosa el tinte pudibundo 
    Murió en su faz; pero en augusta calma 
    La ilumina un reflejo de otro mundo 
    Que al morir se entreabrió para su alma. 

    Ya para los sentidos no se enciende 
    La efímera beldad de arcilla impura; 
    Mas, tras de ella, el espíritu sorprende 
    La santa eternidad de otra hermosura. 

    Cumplió quince años: ¡ay! edad festiva, 
    ¡Mas misteriosa y rara, edad traidora! 
    ¡Cuando es la niña para el hombre esquiva, 
    Y a los ángeles férvida enamora! 

    ¡Pobre madre! ¡del hombre la guardaste, 
    Pero esconderla a su ángel no supiste! 
    ¡La vio, se amaron, nada sospechaste, 
    Y en impensado instante la perdiste! 

    Vio al expirar a su ángel adorado, 
    Y abrió los ojos al fulgor del cielo, 
    Y dijo: el sacrificio ha terminado, 
    ¡Ven vámonos a casa! y tendió el vuelo. 

    ¡Por eso luce tan hermoso el día, 
    Indiferente al llanto que nos cuesta! 
    Hoy hay boda en el cielo: él se gloría: 
    ¡La patria de la novia está de fiesta!