La erre, de Rosa Díaz | Poema

    Poema en español
    La erre

    La Erre no llora 
    porque no esté en risa 
    ni en rosa ni en Roma. 

    Ella no porfía 
    pero no se baña 
    con el agua fría. 

    No quiere rezar 
    y si no es mejor 
    nunca es regular. 

    Tampoco se enfada 
    porque no la metan 
    en ninguna cara. 

    Y es que siempre va 
    con las herramientas 
    de aquí para allá. 

    No es dura y es hierro, 
    le asustan los grillos, 
    le gustan los perros. 

    Se mete en la barra 
    y aunque no es hermosa 
    tiene mucha garra. 

    Ella corre y corre 
    se monta en el carro 
    se sale de pobre. 

    No para, se forra, 
    no tiene sombrero 
    pero tiene gorra. 

    Tampoco es racista 
    ni está en la maleta 
    del malabarista. 

    Bebe en una jarra 
    y aunque nunca trepa 
    se sube a la parra. 

    No estará en la era, 
    pero sí en la Orden 
    de la Jarretera. 

    Barre, borra, ¡Hurra! 
    Ella erre que erre. 
    Ella, se lo curra. 

    • Dicen de las niñas feas 
      que tienen cara de acelga 
      pero la Acelga no es fea. 
      El Acelgo la miraba 
      desde un rincón de la huerta 
      y la vio tan verdecita, 
      tan estirada y tan tierna, 
      que no lo pudo evitar 
      y se enamoró de ella. 

    • La Erre no llora 
      porque no esté en risa 
      ni en rosa ni en Roma. 

      Ella no porfía 
      pero no se baña 
      con el agua fría. 

      No quiere rezar 
      y si no es mejor 
      nunca es regular. 

      Tampoco se enfada 
      porque no la metan 
      en ninguna cara. 

    • Sábana de avena 
      con canto de grillo, 
      todo lo que miro 
      se vuelve amarillo. 

      Hojas del otoño, 
      lluvia en el balcón, 
      todo lo que miro 
      se vuelve marrón. 

      Mirada de niño, 
      nieve en el barranco, 
      todo lo que miro 
      se me vuelve blanco.