Ya me curé de la literatura. Estas cosas no hay cómo contarlas. Estoy piojoso y eso es lo de menos. De nada sirven las palabras. Está haciendo frío por unas razones muy sencillas que no recuerdo ahora. Tal vez porque es invierno. Unos libros forrados que hallarás en mi casa explican con lucidez indiscutible la razón de las temperaturas. Cuando me escribas, dime por qué hay calor y frío. ¡Fuera horroroso morirme en la ignorancia! Las luces Verey son lo más bello del mundo. La No Man's Land parece un país encantado. He visto mi propia sombra alargarse al infinito. Y me han brotado mil sombras rápidas de los pies. Y se han ido estirando más veloces que un sueño; y después han corrido de nuevo a mis zapatos. Todavía les tengo más temor a las sombras que a las balas. Aunque son un encanto las luces: verdes, blancas, azules, amarillas Me he diluido en sombras y me he ido corriendo a más allá del mundo. Me han parecido música las luces. Me he sentido el Prometeo de Scriabin. Después me ha dado espanto. Unos libros forrados que hallarás en mi casa explican con lucidez indiscutible el por qué de los miedos. Cuando me escribas, dime cómo se es valiente. ¡Fuera horroroso morirme en la ignorancia!
Ya me curé de la literatura. Estas cosas no hay cómo contarlas. Estoy piojoso y eso es lo de menos. De nada sirven las palabras. Está haciendo frío por unas razones muy sencillas que no recuerdo ahora. Tal vez porque es invierno.
La independencia fue para que hubiese pueblo y no mugrosa plebe: hombres, no borregos de desfile; para que hubiese ciudadanos; para que júbilo goce la infancia en decencia de hogares sin miseria; para que abunden los jardines de recreo
¿Ves todas las banderas que adornan la Avenida? Las barras y las estrellas formidables, el tricolor de Francia, el pabellón de Flandes, los colores de Italia, las equis de Inglaterra, el sol japonés, la estrella solitaria de Cuba,
La bala que me hiera será bala con alma. El alma de esa bala será como sería la canción de una rosa si las flores cantaran o el olor de un topacio si las piedras olieran, o la piel de una música si nos fuese posible