Señor, la que hiciste a tu imagen está sola Ha perdido el rumbo y su boca que ha comido de tu cuerpo tu boca que ha bebido de tu sangre está muda Tú que la ungiste en el paraíso con palabras nuevas como el agua palabras amadas para espantar la muerte niegas la lumbre a sus ojos y desgarras sin piedad su corazón La vida es triste fuera de la muralla de tu pecho Hay traidores conquistando ciudades, mujeres que lastiman héroes con los bolsillos llenos de monedas, mentirosos maniobreros con olor de pulpo muerto entre la multitud sin otro destino que el destierro Protégela Señor. Toda la noche ahuyenta a los mercaderes de tu templo apacienta las ovejas del sueño y canta las delicias de tu memoria Toda la noche te espera. Las puertas cerradas, las lámparas encendidas como deseo su vientre como ofrenda las piernas que la arrastran como ahogada entre mendigos y piedras Protégela Señor. Regrésala a tu reino de flores desnudas tu reino custodiado por hermosos guerreros desarmados amplio y azul como mar desde donde zarparon los barcos a todos los puertos sin las tormentas del odio sin las bestias que se alimentan de los despojos del amor Dios de humano corazón como vivir sin tu presencia lejana como todo lo que está cerca ¿Es que no oyes la súplica de quien escancia el vino y corta el pan y dispone la mesa para recibirte? ¿No oyes el gorgor del agua que perfumo para lavarte los pies y besarlos luego el agua mi agua escapándose para lavarte los adentros? Alégrense las criaturas porque mi Señor ha vuelto Bendito el que viene para el amor porque hace manar jugos y savias de primavera porque incendia mis venas y resucita lo invisible Metamorfosis del ser indefenso que recibe tu luz omnipotencia en mí imagen de la pasión en mí Esta noche reclinará su cabeza en mi hombro mañana caminaremos sobre las aguas.
Dicen que Dios está en todas partes que todo lo ve. ¿Estás en todas partes, Dios todas las guerras el hambre viva los estómagos embalsamados el ojo inmenso de cíclope insomne de Dios, lo ve?
Señor, la que hiciste a tu imagen está sola Ha perdido el rumbo y su boca que ha comido de tu cuerpo tu boca que ha bebido de tu sangre está muda Tú que la ungiste en el paraíso con palabras nuevas como el agua
Nada quedará de tu presencia que no sea el recuerdo: pedazos de imágenes rastros que otras presencias desvanecerán. Nada quedará de esta tarde: ni la felicidad que comienza con el ruido de las cucharillas en las tazas de café
Una cama no es sólo el colchón, las sábanas, las almohadas. No sólo está hecha de hierro o de madera. No sólo es para una o para dos. La cama tuya y mía es tornadiza como los días de verano: playa de arenas blancas, lisa y calma