Cuánto trabajo ella pasa por corregir la torpeza de su esposo, y en la casa, (permitidme que me asombre). Tan inepto como fatuo, sigue él siendo la cabeza, porque es hombre!
Si algunos versos escribe, de alguno esos versos son, que ella sólo los suscribe. (Permitidme que me asombre). Si ese alguno no es poeta, por qué tal suposición porque es hombre!
Una mujer superior en elecciones no vota, y vota el pillo peor. (Permitidme que me asombre). Con tal que aprenda a firmar puede votar un idiota, ¡porque es hombre!
El se abate y bebe o juega. en un revés de la suerte: ella sufre, lucha y ruega. (Permitidme que me asombre). Que a ella se llame el 'ser débil' y a él se le llame el 'ser fuerte'. Porque es hombre!
Ella debe perdonar siéndole su esposo infiel; pero él se puede vengar. (Permitidme que me asombre). En un caso semejante hasta puede matar él, porque es hombre!
Oh, mortal privilegiado, que de perfecto y cabal gozas seguro renombre! En todo caso, para esto, te ha bastado nacer hombre.
Adela Zamudio Rivero, a sus 15 años, publicó su primer poema, Dos Rosas, firmado con el pseudónimo de “Soledad”, fue autora también de varias piezas de teatro, cuentista y poeta. Entre sus principales obras sobresalen Ensayos poéticos (1887), Íntimas, Peregrinando y Ráfagas (1914). En su ejercicio como docente y literata desarrolló una importante labor sociocultural en pro de la autonomía intelectual y social de la mujer, posibilitando mucho más la participación femenina en la vida pública. Participó en la construcción de la ley de divorcio, instrumento jurídico que le dio el reconocimiento de precursora del feminismo. Esta idea la llevó a escribir sobre la discriminación que sufrían las mujeres por el hecho de serlo en un poema llamado Nacer Hombre. Dirigió la primera escuela laica de Bolivia en La Paz, el 28 de mayo de 1926. Reconocida como la máxima exponente de la cultura boliviana, en homenaje a su nacimiento se instituyó la celebración el 11 de octubre como el Día de la Mujer Boliviana.
Cuánto trabajo ella pasa por corregir la torpeza de su esposo, y en la casa, (permitidme que me asombre). Tan inepto como fatuo, sigue él siendo la cabeza, porque es hombre!