La señal funesta, de Alfonso Reyes | Poema

    Poema en español
    La señal funesta

       I 


    Si te dicen que voy envejeciendo 
    porque me da fatiga la lectura 
    o me cansa la pluma, o tengo hartura 
    de las filosofías que no entiendo; 

    si otro juzga que cobro el dividendo 
    del tesoro invertido, y asegura 
    que vivo de mi propia sinecura 
    y sólo de mis hábitos dependo, 

    cítalos a la nueva primavera 
    que ha de traer retoños, de manera 
    que a los frutos de ayer pongan olvido; 

    pero si sabes que cerré los ojos 
    al desafío de unos labios rojos, 
    entonces puedes darme por perdido. 



       II 


    Sin olvidar un punto la paciencia 
    y la resignación del hortelano, 
    a cada hora doy la diligencia 
    que pide mi comercio cotidiano. 

    Como nunca sentí la diferencia 
    de lo que pierdo ni de lo que gano, 
    siembro sin flojedad ni vehemencia 
    en el surco trazado por mi mano. 

    Mientras llega la hora señalada, 
    el brote guardo, cuido del injerto, 
    el tallo alzo de la flor amada, 

    arranco la cizaña de mi huerto, 
    y cuando suelte el puño del azada 
    sin preguntarlo me daréis por muerto.