Nunca me han apuntado a la cabeza con un arma.
Ni he sacado a un familiar de un charco de vómitos.
Nunca he sufrido privaciones materiales.
Ni me he sentido abandonado por los míos.
Nunca han intentado prenderme fuego.
Ni me han rajado la cara con una botella.
Nunca me han escupido en clase.
Ni he sido el último en ser elegido para los equipos de gimnasia.
Nunca he matado a nadie.
Ni tengo previsto hacerlo.
Sin embargo, el miedo sigue ahí.
¿Sabes a lo que me refiero?