Dieron a los niños por una ramera.
Dieron a las niñas por vino para beber.
Resultaba curioso ver al compungido alcalde, rodeado de alcachofas, destellado por los flashes, pidiendo que los ciudadanos rezasen por la niña, de nombre EQUIS, para que fuese encontrada pronto y en buen estado de salud... cuando días antes la había estado violando junto a su jauría de colegas de postín.
(Entre todos sumaban un número indecente de condecoraciones honoríficas, medallitas bien lustradas).
Afortunadamente para ellos, en este país no escasean los (chivatos) drogodependientes.
Cabecitas de turco por sus malas cabezas.