Apartado de todo, vuelto a mí en silencio egoísta, en soledad de campos y de encinas y callejas que el otoño volvió más taciturnas; asilado a esta sombra y sin más patria que una vieja edición de tus poemas;
Recuerdas aquel tiempo en que oler una rosa, una rosa tan sólo, ni siquiera perfecta, te arrancaba las lágrimas? Te acercabas despacio al rosal preferido y, a resguardo del mundo, como quien lleva dentro el tesoro más hondo
Y me senté por descansar del día junto al gran ventanal y estuve allí no sé qué largo rato. Cansado estaba y triste y sin propósito viendo correr el agua de la fuente. Los del jardín eran colores foscos, verdes que se enlutaban y unas rosas