Hueles como el verano. Desde el calor, lentísimas,
se me ofrecen las jaras y, en tus hombros,
lo flexible del mimbre y el lentisco. Tienes,
debajo de tus brazos, un herbazal tranquilo,
olor a prado en celo y a retama de un monte.
Así como el atleta, de Ángel García López | Poema
Poema en español
Así como el atleta
Mi cuerpo es como un pájaro. Me alzo
sobre una cordillera de gorriones.
Las alas me empujaron en el salto,
se me llenó la carne de motores.
Hoy he vuelto a la vida. Libre, gano
mi oficio milagroso de ser hombre.
He tocado una nube con mis brazos
y le he robado al águila su polen.
Quise sentir el mundo, lo delgado
del límite del día con la noche.
Corrí sobre la pista del milagro
indagando el secreto del azogue.
Debí de ser gacela, ardilla, gamo
perseguidor del aire de los bosques.
Mi pecho respiraba como un campo
lastimado de músicas y flores.
Luché contra el equipo de los nardos
y el fuego de amarillos girasoles.
Competí con la pluma de los pájaros
y el latido voraz de los relojes.
Sin sentir en los músculos cansancio
llegué, libre, a la meta.
Desde entonces
traigo una lluvia nueva entre mis párpados.
¿Fui yo? Nadie creyera. El horizonte
se me llenó de cánticos y aplausos.
Hoy le vencí a la vida en el deporte
de alcanzar la alegría con las manos.
-
Por ser tu boca tanta, tan segura,
y abril tan loco y poco recatado,
yo llegué hasta tu labio desbocado
en busca de tu boca y su aventura. -
Cuando pasa una joven como tú salta el pecho,
se compran las parcelas de este sitio acotado.No hay un cuerpo en la tarde que te iguale, criatura.
Porque vas explicando lo que queda de verte,
poniendo orden a un mundo que no está en este reino. -
Porque tu nombre estaba todavía
sin estrenar los labios, porque era
un acertijo más, una pulsera,
un trino de gorrión que no sabía. -
Porque tu pie no es árbol, sino vuelo,
paloma desmandada, extenso ramo,
la nota más viajera a tu reclamo
solucionó lo grávido del suelo. -
Por no hacerle la guerra a la costumbre,
allí, en el probador. Allí tus pechos,
tan blancos, tan franceses, tan derechos,
tan altos como el álamo y la cumbre. -
Mi cuerpo es como un pájaro. Me alzo
sobre una cordillera de gorriones.
Las alas me empujaron en el salto,
se me llenó la carne de motores.