Esponsales con los ángeles, de Anne Sexton | Poema

    Poema en español
    Esponsales con los ángeles

    Estaba cansada de ser mujer 
    cansada de ollas y cucharas, 
    cansada de mi boca y de mis senos, 
    cansada de afeites y cansada de sedas. 
    Aún había hombres sentados a mi mesa, 
    en círculo ante el cáliz que yo les ofrecía. 
    El cáliz rebosante de uvas moradas 
    y moscas que zumbaban atraídas al olor 
    aún mi padre vino, trajo su hueso blanco. 
    Pero estaba cansada del género en las cosas. 

    Anoche tuve un sueño 
    y le dije... 
    'Tú eres la respuesta. 
    Vivirás más que mi esposo, vivirás más que mi padre.' 
    Veía en este sueño la ciudad encadenada 
    donde se ejecutó a Juana de Arco vestida de varón 
    el natural de los ángeles seguía siendo un enigma 
    ya que no hay dos siquiera de igual condición, 
    uno tiene nariz, aquél lleva en la mano su oreja, 
    otro mastica el astro, por dar cuenta de su órbita 
    cada cual una línea, se obedece a sí mismo 
    cumpliendo las funciones de Dios, 
    aquella persona aparte. 

    'Tú eres la respuesta', 
    así dije y entré 
    me tendí a las puertas de aquella ciudad. 
    Sujetaron, mi cuerpo rodeado de eslabones 
    perdí género común, perdí apariencia final. 
    Adán se colocó a mi izquierda 
    y a mi derecha Eva 
    ambos del todo incongruentes con el mundo racional, 
    trenzamos nuestros brazos 
    cabalgamos bajo el sol 
    y no era ya mujer 
    tampoco esto ni aquello. 

    Oh, hijas de Jerusalem, 
    el rey me trajo a su aposento. 
    Soy morena y soy hermosa. 
    Me han abierto y desnudado. 
    No tengo brazos ni piernas. 
    Como el pez, soy una sola piel 
    Y no soy más mujer 
    de lo que Cristo fue varón. 



    Febrero de 1963 

    • “¿Quiénes son?” 
      “Ángeles caídos que no eran bastante 
      buenos para ser salvados, ni bastante malos 
      para ser perdidos”, dice la gente del pueblo. 

       
      Llegan a mi limpia hoja 
      de papel y dejan una mancha Rorschach. 
      No lo hacen por crueles, 

    • Con todas mis preguntas, 
      todas las palabras nihilistas en mi cabeza, 
      fui en busca de una respuesta, 
      en busca del otro mundo 
      que alcancé al cavar bajo tierra. 
      Crucé piedras más solemnes que predicadores, 
      traspasé raíces que pulsaban como venas 

    • Sólo una vez supe para qué servía la vida. 
      En Boston, de repente, lo entendí; 
      caminé junto al río Charles, 
      observé las luces mimetizándose, 
      todas de neón, luces estroboscópicas, abriendo 
      sus bocas como cantantes de ópera; 

    • Estaba cansada de ser mujer 
      cansada de ollas y cucharas, 
      cansada de mi boca y de mis senos, 
      cansada de afeites y cansada de sedas. 
      Aún había hombres sentados a mi mesa, 
      en círculo ante el cáliz que yo les ofrecía. 
      El cáliz rebosante de uvas moradas 

    • Ira, 
      tan negra como un gancho, 
      me sobrepasa. 
      Cada día, 
      cada nazi 
      a las ocho de la mañana tomaba un niño 
      y se lo salteaba para el desayuno 
      en su sartén. 

      Y la muerte mira como al azar 
      y se saca la mugre bajo las uñas de los dedos. 

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