Romance de blanca niña, de Anónimo | Poema

    Poema en español
    Romance de blanca niña

    Blanca sois, señora mía, 
    más que no el rayo del sol 
    ¿si la dormiré esta noche 
    desarmado y sin pavor? 
    que siete años había, siete, 
    que no me desarmo, no. 
    Más negras tengo mis carnes 
    que un tiznado carbón. 
    -Dormilda, señor, dormilda, 
    desarmado sin temor, 
    que el conde es ido a la caza 
    a los montes de León. 
    -Rabia le mate los perros, 
    y águilas el su halcón, 
    y del monte hasta casa 
    a él arrastre el morón. - 
    Ellos en aquesto estando 
    su marido que llegó: 
    -¿Qué hacéis, la Blanca-niña, 
    hija de padre traidor? 
    -Señor, peino mis cabellos, 
    peinolos con gran dolor, 
    que me dejéis a mi sola 
    y a los montes os vais vos. 
    -Esa palabra, la niña, 
    no era sino traición: 
    ¿cuyo es aquel caballo 
    que allá bajo relinchó? 
    -Señor, era de mi padre, 
    y envióoslo para vos. 
    -¿Cuyas son aquellas armas 
    que están en el corredor? 
    -Señor, eran de mi hermano, 
    y hoy os las envió. 
    -¿Cuya es aquella lanza, 
    desde aquí la veo yo? 
    -Tomalda, conde, tomalda, 
    matadme con ella vos, 
    que aquesta muerte, buen conde 
    bien os la merezco yo. 

    «En la mayor parte de la historia, Anónimo era una mujer» Virginia Woolf

    • ... Levantóse la casada 
      una mañana al jardín, 
      dicen que a gozar del fresco: 
      «¡Más le valiera dormir!» 
      Esperando a su galán 
      a sueño breve y sutil, 
      le ha dado amor mala noche. 
      «¡Más le valiera dormir!» 
      Sobre la madeja bella 

    • Un sueño soñaba anoche soñito del alma mía, 
      soñaba con mis amores, que en mis brazos los tenía. 
      Vi entrar señora tan blanca, muy más que la nieve fría. 
      -¿Por dónde has entrado, amor? ¿Cómo has entrado, mi vida? 
      Las puertas están cerradas, ventanas y celosías. 

    • —Pregonadas son las guerras 
      de Francia con Aragón, 
      ¡cómo las haré yo, triste, 
      viejo y cano, pecador! 
      ¡No reventaras, condesa, 
      por medio del corazón, 
      que me diste siete hijas, 
      y entre ellas ningún varón! 

    • Fontefrida, Fontefrida 
      Fontefrida y con amor, 
      do todas las avecicas 
      van tomar consolación, 
      sino es la tortolica, 
      que está viuda y con dolor. 
      Por ahí fuera a pasar 
      el traidor del ruiseñor; 
      las palabras que le dice 
      llenas son de traición: 

    • -Gerineldo, Gerineldo, paje del rey más querido, 
      quién te tuviera esta noche en mi jardín florecido. 
      Válgame Dios, Gerineldo, cuerpo que tienes tan lindo. 
      -Como soy vuestro criado, señora, burláis conmigo. 
      -No me burlo, Gerineldo, que de veras te lo digo.