Romance del enamorado y la muerte, de Anónimo | Poema

    Poema en español
    Romance del enamorado y la muerte

    Un sueño soñaba anoche soñito del alma mía, 
    soñaba con mis amores, que en mis brazos los tenía. 
    Vi entrar señora tan blanca, muy más que la nieve fría. 
    -¿Por dónde has entrado, amor? ¿Cómo has entrado, mi vida? 
    Las puertas están cerradas, ventanas y celosías. 
    -No soy el amor, amante: la Muerte que Dios te envía. 
    -¡Ay, Muerte tan rigurosa, déjame vivir un día! 
    -Un día no puede ser, una hora tienes de vida. 
    Muy deprisa se calzaba, más deprisa se vestía; 
    ya se va para la calle, en donde su amor vivía. 
    -¡Ábreme la puerta, blanca, ábreme la puerta, niña! 
    -¿Cómo te podré yo abrir si la ocasión no es venida? 
    Mi padre no fue al palacio, mi madre no está dormida. 
    -Si no me abres esta noche, ya no me abrirás, querida; 
    la Muerte me está buscando, junto a ti vida sería. 
    -Vete bajo la ventana donde labraba y cosía, 
    te echaré cordón de seda para que subas arriba, 
    y si el cordón no alcanzare, mis trenzas añadiría. 
    La fina seda se rompe; la muerte que allí venía: 
    -Vamos, el enamorado, que la hora ya está cumplida. 

    «En la mayor parte de la historia, Anónimo era una mujer» Virginia Woolf