El que tiene mujer moza y hermosa, de Anónimo | Poema

    Poema en español
    El que tiene mujer moza y hermosa

    —El que tiene mujer moza y hermosa 
    ¿qué busca en casa y con mujer ajena? 
    ¿La suya es menos blanca y más morena, 
    o floja, fría, flaca?– No hay tal cosa. 

    –¿Es desgraciada?– No, sino amorosa. 
    –¿Es mala?– No por cierto, sino buena. 
    Es una Venus, es una Sirena, 
    un blanco lirio, una purpúrea rosa. 

    —Pues ¿qué busca? ¿A dó va? ¿De dónde viene? 
    ¿Mejor que la que tiene piensa hallarla? 
    Ha de ser su buscar en infinito. 

    —No busca éste mujer, que ya la tiene. 
    Busca el trabajo dulce de buscalla, 
    que es lo que enciende al hombre el apetito. 

    «En la mayor parte de la historia, Anónimo era una mujer» Virginia Woolf

    • Un sueño soñaba anoche soñito del alma mía, 
      soñaba con mis amores, que en mis brazos los tenía. 
      Vi entrar señora tan blanca, muy más que la nieve fría. 
      -¿Por dónde has entrado, amor? ¿Cómo has entrado, mi vida? 
      Las puertas están cerradas, ventanas y celosías. 

    • —Pregonadas son las guerras 
      de Francia con Aragón, 
      ¡cómo las haré yo, triste, 
      viejo y cano, pecador! 
      ¡No reventaras, condesa, 
      por medio del corazón, 
      que me diste siete hijas, 
      y entre ellas ningún varón! 

    • ... Levantóse la casada 
      una mañana al jardín, 
      dicen que a gozar del fresco: 
      «¡Más le valiera dormir!» 
      Esperando a su galán 
      a sueño breve y sutil, 
      le ha dado amor mala noche. 
      «¡Más le valiera dormir!» 
      Sobre la madeja bella 

    • Fontefrida, Fontefrida 
      Fontefrida y con amor, 
      do todas las avecicas 
      van tomar consolación, 
      sino es la tortolica, 
      que está viuda y con dolor. 
      Por ahí fuera a pasar 
      el traidor del ruiseñor; 
      las palabras que le dice 
      llenas son de traición: 

    • -Gerineldo, Gerineldo, paje del rey más querido, 
      quién te tuviera esta noche en mi jardín florecido. 
      Válgame Dios, Gerineldo, cuerpo que tienes tan lindo. 
      -Como soy vuestro criado, señora, burláis conmigo. 
      -No me burlo, Gerineldo, que de veras te lo digo.