Amor mío te ofrezco mi cabeza en un plato: desayuna. Te ofrezco mi corazón pequeño, y una vena fecunda que tu lengua de gato ha de lamer, ya claras las arrugas del ceño.
Otra copita y basta: Amor mío, qué rato más feliz tu mordisco, como un nudo de sueño, Yo escalo las paredes, tú apacientas un hato, y yo balo en la sombra como cabra sin dueño.
Para ti no es la sombra, para ti es sólo el día, mi Amor nunca tocado por un dedo de bruma, mi Amor nunca dejado por la indemne alegría.
Te ofrezco un dedo rosa y unos labios de espuma, Amor mío; te ofrezco la lengua que tenía cuando dije tu nombre y era el eco una pluma.
Es el pagaros gloria tan subida que cuanto más os pago, más os debo.
A ti, siempre alegría si jazmín amanezcas o canario en la jaula de mi ventana seas. Pero más si tu cuerpo en mi amor se concreta, de una herencia celeste suavísimo albacea.
Siempre vive, pervive, sobrevive y asciende, como un astro y sus luces, el deseo a los cielos, sin confundirse nunca con el cuerpo logrado, sin renunciar jamás al clamor de la sangre,
Amor mío te ofrezco mi cabeza en un plato: desayuna. Te ofrezco mi corazón pequeño, y una vena fecunda que tu lengua de gato ha de lamer, ya claras las arrugas del ceño.