La dulce vida entre la hierba verde, de Benjamín Prado | Poema

    Poema en español
    La dulce vida entre la hierba verde

    La dulce vida entre la hierba verde 
    Garcilaso de la Vega)

     
    Hay un silencio, abajo, de estatuas destruidas. 
    Amanece. 
        Recuerdas 
    el amor con su ambiente de barco amotinado, 
    la vida como un sueño con tesoros y mapas, 
    el rocío y su lava de cristal. 

    Amanece. Recuerdas. 
    Los caballos rompieron la lluvia con sus cascos; 
    las torres eran parte de tu sangre, 
    tu muerte se añadía a las campanas. 

    En su memoria azul, 
    río abajo, las aguas te recuerdan ahora; 
    te apoyas en un muro matizado de hiedra, 
    el carbón de la vida 
        se consume en tus ojos 
    y la nieve 
    sofoca el fuego de tus manos. 

    No preguntaste entonces quién movía las águilas, 
    quién juntó las tinieblas y los lobos 
    quién sembró la semilla del árbol del ahorcado. 

    Cuando ardía el laurel y se quebraba el hielo. 
    Cuando tu corazón se asociaba a la escarcha. 
    Cuando la luz fue parte de la noche. 

    Cuando el sol extendía su óxido por la arena 
    alguien te vio dejar, 
    perdida junto al cisne redondo de la luna, 
    la dulce vida entre la hierba verde. 

    • Hace falta la noche para ver las estrellas. 

      Igual que ayer, hoy busco -lo dijo Juan Ramón- 
      una verdad aún sin realidad; 
      busco en la tinta verde de todo lo que escribo 
      un planeta sin nombre o una jungla perdida. 

      Y hace falta la noche. 

    • Noche nupcial 

      Este mundo con trenes que, al alejarse, dejan 
      como un escalofrío recorriendo el paisaje. 
      Este mundo con hadas y unicornios 
      que gobiernan mi piel y viven en tus manos. 

      El mundo que no existe. 

    • Solo, en medio de todo; 
      estar tan solo 
      como es posible, 
      mientras ellos vienen 
      muy despacio, 
      se agrupan, 
      ponen su campamento, 
      invaden, 
      talan, 
      hunden, 
      derriban las palabras 
      una a una, 
      se reparten mi vida,