Apenas te conozco y ya me digo: ¿Nunca sabrá que su persona exalta todo lo que hay en mí de sangre y fuego?
¡Como si fuese mucho esperar unos días -¿muchos, pocos?- porque toda esperanza parece mar del Sur, profunda, larga! Y porque siempre somos frutos de la impaciencia bosque todos. Apenas te conozco y ya arrasé ciudades, nubes y paisajes viajes, y atónito, descubro de repente que dentro estoy de la piedra presente y que en cielo aún no hay un celaje.
Cómo serán estas palabras, nuevas, cuando ya junto a ti, salgan volando y en el acento de tus manos vea el límite inefable del espacio.
Entre todas las flores, señoras y señores, es el lirio morado la que mas me alucina. Andando una mañana solo por Palestina, algo de mi conciencia con morados colores tomó forma de flor y careció de espinas.
La publicación de estos dos poemas es el testimonio de una frustración: no pude escribir la Oda Tropical de acuerdo con el proyecto de hace muchos años. El primer poema no es inédito. Un sentido de secuencia me obliga a publicarlo, considerando esto necesario.