El fin de la jornada, de Charles Baudelaire
Castellano
El fin de la jornada
Bajo una pálida luz
corre, danza y se retuerce
la Vida, impura y gritona.
Tan pronto como a los cielos
la gozosa noche asciende
y todo, hasta el hambre calma,
ocultando la vergüenza
se dice el Poeta: «¡Al fin!
Mis vértebras, como mi alma,
codician dulce reposo;
de fúnebres sueños lleno
la espalda reclinaré
y rodaré entre tus velos,
¡oh refrescante tiniebla!»