Una carroña, de Charles Baudelaire | Poema

    Poema en español
    Una carroña

    Recuerdas el objeto que vimos, mi alma, 
    aquella hermosa mañana de estío tan apacible; 
    a la vuelta de un sendero, una carroña infame 
    sobre un lecho sembrado de guijarros, 

    las piernas al aire, como una hembra lúbrica, 
    ardiente y exudando los venenos, 
    abría de una manera despreocupada y cínica 
    su vientre lleno de exhalaciones. 

    El sol dardeaba sobre aquella podredumbre, 
    como si fuera a cocerla a punto, 
    y restituir centuplicado a la gran Natura, 
    todo cuanto ella había juntado; 

    y el cielo contemplaba la osamenta soberbia 
    como una flor expandirse. 
    La pestilencia era tan fuerte, que sobre la hierba 
    tú creíste desvanecerte. 

    Las moscas bordoneaban sobre ese vientre podrido, 
    del que salían negros batallones 
    de larvas, que corrían cual un espeso líquido 
    a lo largo de aquellos vivientes harapos. 

    Todo aquello descendía, subía como una marea, 
    o se volcaba centelleando; 
    hubiérase dicho que el cuerpo, 
    inflado por un soplo indefinido, 
    vivía multiplicándose. 

    Y este mundo producía una extraña música, 
    como el agua corriente y el viento, 
    o el grano que un cosechador con movimiento rítmico, 
    agita y revuelve en su harnero. 

    Las formas se borraron y no fueron sino un sueño, 
    un esbozo lento en concretarse, 
    sobre la tela olvidada, y que el artista acaba 
    solamente para el recuerdo. 

    Detrás de las rocas una perra inquieta 
    nos vigilaba con mirada airada, 
    espiando el momento de recuperar del esqueleto 
    el trozo que ella había aflojado. 

    —Y sin embargo, tú serás semejante a esa basura, 
    a esa horrible infección, 
    estrella de mis ojos, sol de mi natura, 
    ¡tú, mi ángel y mi pasión! 

    ¡Sí! Así estarás, oh reina de las gracias, 
    después de los últimos sacramentos, 
    cuando vayas, bajo la hierba y las floraciones crasas, 
    a enmollecerte entre las osamentas. 

    ¡Entonces, ¡oh mi belleza! Dile a la gusanera 
    que te consumirán a besos, 
    que yo he conservado la forma y la esencia divina 
    de mis amores descompuestos!

    Charles Baudelaire (París, 9 de abril de 1821 - 31 de agosto de 1867) fue poeta, traductor y crítico. Considerado el precursor del movimiento simbolista y de la poesía moderna, su vida estuvo marcada por una infancia difícil y por los excesos, lo que lo convirtió en un "poeta maldito". En 1857, tras la publicación de Las flores del mal, fue acusado por atentar contra la moral pública, por lo que seis de sus poemas no vieron la luz hasta 1949. Baudelaire es un genio de la literatura francesa, único en el dominio del ritmo y la forma, enfrentado y atraído durante toda su vida por lo divino y lo diabólico, por lo que sus poemas describen al ser humano más glorioso y más mísero a la vez. Algunas de sus obras son: Los salones (1845-1846), Los paraísos artificiales (1860), su única novela, La Fanfarlo (1847), sus diarios íntimos, Cohetes, y sus numerosas traducciones de la obra de Edgar Allan Poe.