Si no te sale ardiendo de dentro, a pesar de todo, no lo hagas. A no ser que salga espontáneamente de tu corazón y de tu mente y de tu boca y de tus tripas, no lo hagas. Si tienes que sentarte durante horas con la mirada fija en la pantalla del ordenador ó clavado en tu máquina de escribir buscando las palabras, no lo hagas. Si lo haces por dinero o fama, no lo hagas. Si lo haces porque quieres mujeres en tu cama, no lo hagas. Si tienes que sentarte y reescribirlo una y otra vez, no lo hagas. Si te cansa sólo pensar en hacerlo, no lo hagas. Si estás intentando escribir como cualquier otro, olvídalo.
Si tienes que esperar a que salga rugiendo de ti, espera pacientemente. Si nunca sale rugiendo de ti, haz otra cosa.
Si primero tienes que leerlo a tu esposa ó a tu novia ó a tu novio ó a tus padres ó a cualquiera, no estás preparado.
No seas como tantos escritores, no seas como tantos miles de personas que se llaman a sí mismos escritores, no seas soso y aburrido y pretencioso, no te consumas en tu amor propio. Las bibliotecas del mundo bostezan hasta dormirse con esa gente. No seas uno de ellos. No lo hagas. A no ser que salga de tu alma como un cohete, a no ser que quedarte quieto pudiera llevarte a la locura, al suicidio o al asesinato, no lo hagas. A no ser que el sol dentro de ti esté quemando tus tripas, no lo hagas. Cuando sea verdaderamente el momento, y si has sido elegido, sucederá por sí solo y seguirá sucediendo hasta que mueras ó hasta que muera en ti. No hay otro camino. Y nunca lo hubo.
Nos gusta ducharnos después (a mí me gusta el agua más caliente que a ella) y su rostro siempre es suave y tranquilo y ella me lava primero me extiende el jabón por los huevos los levanta los aprieta, luego me lava la polla:
Un poema es una ciudad llena de calles y cloacas, llena de santos, héroes, pordioseros, locos, llena de banalidad y embriaguez, llena de lluvia y truenos y periodos de ahogo, un poema es una ciudad en guerra,
Una mujer, una rueda ponchada, una enfermedad, un deseo; temores ante ti, temores que puedes estudiar como las piezas de un tablero de ajedrez... no son las cosas importantes las que llevan a un hombre al
Nadie puede salvarte sino tú mismo. te verás una y otra vez en situaciones casi imposibles. intentarán una y otra vez por medio de subterfugios, engaños o por la fuerza que renuncies, te des por vencido y/o mueras lentamente por dentro.
Querida, encuentra lo que amas y deja que te mate. Deja que consuma de ti tu todo. Deja que se adhiera a tu espalda y te agobie hasta la eventual nada.
estoy enamorada ella es joven, dijo, pero mírame, tengo lindos tobillos, y mira mis muñecas, tengo lindas muñecas oh, Dios mío, pensé que esto estaba funcionando, y ahora está ella de nuevo, cada vez que llama te vuelves loco,