sudando en la cocina
tratando de tener mucho éxito
54 años
el miedo subiéndome por los brazos
las uñas del dedo del pie demasiado largas
un tumor en un lado de una pierna.
la diferencia con las fábricas era que allí
todos sentíamos nuestro dolor
juntos.
la otra noche fui a ver a la
gran soprano
aún seguía guapa
y sexy
aún guardaba luto
pero se equivocaba nota tras nota.
borracha,
asesinó el arte.
sudando en la cocina
no quiero asesinar el arte.
debería ir al médico para que me
ampute esa cosa de la pierna
pero soy un cobarde
gritaría y asustaría al niño
que estuviese en la sala de espera.
me gustaría consolar a la gran soprano
me gustaría besar su melena morena.
pero Lorca sigue allí en la carretera
comiendo balas españolas en el polvo;
y la gran soprano nunca ha leído mis poemas
pero ambos sabemos cómo asesinar el arte
cómo beber y cómo llorar;
sudando ahora en esta cocina
las fórmulas se han evaporado
el mejor poeta que conozco está muerto
y abandonado en el polvo;
los demás me escriben cartas.
les cuento que quiero consolar
a Lorca y
a la gran soprano
pero me contestan con otras
cosas
inutilidades
monotonías
banalidades.
me fijo en una mosca que anda por encima de la radio.
sabe la respuesta correcta
pero no puedo hablarme.