Paz o felicidad,
deja que te envuelvan.
Cuando era joven
sentía que esas cosas eran
tonterías poco sofisticadas.
Tenía mala leche, una mente
retorcida, y mala educación.
Era duro como el granito.
Me reía hasta del sol.
No confiaba en ningún hombre,
y menos en ninguna mujer.
Vivía un infierno, en habitaciones pequeñas.
Rompía cosas y caminaba sobre las cosas rotas.
Desafiaba todo,
Continuamente era desalojado, encarcelado.
Entraba y salía de peleas.
Entraba y salía de mi mente.
Las mujeres eran cosas a las que
Utilizar y dar puerta.
No tenía hombres que fueran amigos míos.
Cambiaba de trabajo y de ciudad
Odiaba las vacaciones, a los bebés, la historia
Los periódicos, los museos,
Las abuelas.
El matrimonio, las películas
Las arañas,
El acento inglés
España, Francia, Italia
Las nueces y el color naranja
El álgebra me cabreaba
La ópera me enfermaba
Charlie Chaplin era un farsante
Y las flores para los maricas
Paz y felicidad eran para mí
signos de inferioridad
que poseían a los débiles
y a los que tenían la mente podrida.
Pero a medida que me entregaba
A mis peleas en el callejón,
a mis años suicidas
acompañado por demasiadas
mujeres objeto.
Gradualmente se me empezó a ocurrir.
Que no era diferente a los demás.
Era lo mismo que ellos.
Estaban llenos de odio.
Repletos de mezquindades y quejas.
Los hombres contra los que peleaba ,
en los callejones, tenían corazones de piedra.
Todos luchaban por pequeñeces.
Mentían por cualquier insignificante ventaja
La mentira era el arma,
Y no había recompensa
La oscuridad era un dictador
Comencé a sentirme bien alguna vez
A veces encontré momentos de paz
en habitaciones baratas.
Mirando a un armario
y escuchando la lluvia en la noche
Cuanto menos necesitaba
Mejor me sentía.
La otra vida me había desgastado
Ya no encontré glamur
Superando a alguien en una conversación
O en montar a alguna pobre mujer borracha
Que solo quería huir del dolor.
Nunca aceptaría la vida tal como era.
No podría engullir todo su veneno.
Pero había partes mágicas y tenues.
Abiertas si te formulabas las
preguntas adecuadas.
No sé cuando.
Ni la fecha, ni la hora.
Pero todo ese cambio ocurrió.
Ya no tenía que demostrar que era un hombre
No tenía que probar nada
Comencé a fijarme en cosas:
Tazas de café alineadas
detrás de la barra de una cafetería
O un perro caminando por una acera
O un ratón que vivía en mi armario
Y se quedaba allí parado,
Su cuerpo,
Sus orejas,
Su nariz,
Con un pedacito de vida
Atrapada dentro de él
Me miró y se largó
Y fue hermoso
Comencé a sentirme bien,
Comencé a sentirme bien
en las peores situaciones
y hubo un montón de ellas.
El jefe, detrás de su escritorio
Me dijo que tenía que despedirme
Que había faltado demasiados días.
Estaba allí, con su traje, su corbata
Sus gafas.
Y me dijo: Voy a tener que echarte
Le dije: Está bien
Tiene que hacerlo
Él tiene esposa e hijos, gastos
Seguro que también tiene una novia
Está atrapado
Camino hacia el ardiente sol
El día es mío por el momento
(Todos están gritándole al mundo
Todos están cabreados,
Engañados.
Todo el mundo está abatido
Desilusionado)
Le di la bienvenida
a los pequeños momentos de paz
a los pequeños trozos de felicidad
Abracé esas cosas, como si fueran
El caballo ganador,
Como si fueran unos tacones altos
Unos pechos,
El trabajo...
(No me malinterpretes,
No soy uno de esos optimistas chiflados
que pasan por alto todos los problemas
por su propio interés,
Eso es una enfermedad y un escudo)
Volví a sentir el cuchillo en mi garganta
Y casi dejo el gas abierto otra vez
Pero cuando llegaron esos momentos,
No peleé con ellos como si fueran
un borracho en un callejón
Los disfruté y me dejé ir
Incluso me miré en el espejo y no me vi tan feo
Soy casi guapo, ahora me gusto
Un poco desgarrado y harapiento
Trozos de carne mal puestos,
Extrañas formas
Pero en general, no está mal.
Casi guapo
Mejor que las estrellas de cine
que tienen la cara como las mejillas de un bebé
Y finalmente descubrí sentimientos reales en los otros
Esta mañana vi a mi mujer en la cama
Solo la forma de su cabeza, estaba allí durmiendo.
La besé en la frente
(Mozart estaba muerto
pero su música seguía viva)
Bajé la escalera y subí a mi estupendo coche
Me puse el cinturón de seguridad
y calenté con mi aliento las yemas de mis dedos
Pisé el acelerador y volví al mundo una vez más.
Conduje por la colina viendo las casas,
Llenas y vacías de gente,
Vi al Cartero, tocando la bocina
El me saludó.
Yo también.