Deja que te envuelva, de Charles Bukowski | Poema

    Poema en español
    Deja que te envuelva

    Paz o felicidad,  
    deja que te envuelvan. 
    Cuando era joven 
    sentía que esas cosas eran 
    tonterías poco sofisticadas. 
    Tenía mala leche, una mente 
    retorcida, y mala educación. 
    Era duro como el granito.  
    Me reía hasta del sol. 
    No confiaba en ningún hombre, 
    y menos en ninguna mujer. 

    Vivía un infierno, en habitaciones pequeñas. 
    Rompía cosas y caminaba sobre las cosas rotas. 

    Desafiaba todo, 
    Continuamente era desalojado, encarcelado. 
    Entraba y salía de peleas. 
    Entraba y salía de mi mente. 

    Las mujeres eran cosas a las que  
    Utilizar y dar puerta. 
    No tenía hombres que fueran amigos míos. 

    Cambiaba de trabajo y de ciudad 
    Odiaba las vacaciones, a los bebés, la historia 
    Los periódicos, los museos, 
    Las abuelas. 
    El matrimonio, las películas  
    Las arañas, 
    El acento inglés 
    España, Francia, Italia 
    Las nueces y el color naranja 
    El álgebra me cabreaba 
    La ópera me enfermaba 
    Charlie Chaplin era un farsante 
    Y las flores para los maricas 

    Paz y felicidad eran para mí 
    signos de inferioridad 
    que poseían a los débiles 
    y a los que tenían la mente podrida. 

    Pero a medida que me entregaba 
    A mis peleas en el callejón,  
    a mis años suicidas 
    acompañado por demasiadas 
    mujeres objeto. 
    Gradualmente se me empezó a ocurrir. 
    Que no era diferente a los demás. 
    Era lo mismo que ellos. 
    Estaban llenos de odio. 
    Repletos de mezquindades y quejas. 

    Los hombres contra los que peleaba , 
    en los callejones, tenían corazones de piedra. 
    Todos luchaban por pequeñeces. 
    Mentían por cualquier insignificante ventaja 
    La mentira era el arma,  
    Y no había recompensa 
    La oscuridad era un dictador 

    Comencé a sentirme bien alguna vez 
    A veces encontré momentos de paz 
    en habitaciones baratas. 
    Mirando a un armario  
    y escuchando la lluvia en la noche 

    Cuanto menos necesitaba  
    Mejor me sentía. 
    La otra vida me había desgastado 
    Ya no encontré glamur 
    Superando a alguien en una conversación 
    O en montar a alguna pobre mujer borracha 
    Que solo quería huir del dolor. 

    Nunca aceptaría la vida tal como era. 
    No podría engullir todo su veneno. 
    Pero había partes mágicas y tenues. 
    Abiertas si te formulabas las  
    preguntas adecuadas. 

    No sé cuando. 
    Ni la fecha, ni la hora. 
    Pero todo ese cambio ocurrió. 
    Ya no tenía que demostrar que era un hombre 
    No tenía que probar nada 
    Comencé a fijarme en cosas: 
    Tazas de café alineadas 
    detrás de la barra de una cafetería 
    O un perro caminando por una acera 
    O un ratón que vivía en mi armario  
    Y se quedaba allí parado,  
    Su cuerpo, 
    Sus orejas, 
    Su nariz, 
    Con un pedacito de vida 
    Atrapada dentro de él 
    Me miró y se largó 
    Y fue hermoso 
    Comencé a sentirme bien, 
    Comencé a sentirme bien 
    en las peores situaciones 
    y hubo un montón de ellas. 

    El jefe, detrás de su escritorio 
    Me dijo que tenía que despedirme 
    Que había faltado demasiados días. 
    Estaba allí, con su traje, su corbata 
    Sus gafas. 
    Y me dijo: Voy a tener que echarte 
    Le dije: Está bien 

    Tiene que hacerlo 
    Él tiene esposa e hijos, gastos 
    Seguro que también tiene una novia 
    Está atrapado 

    Camino hacia el ardiente sol 
    El día es mío por el momento 

    (Todos están gritándole al mundo 
    Todos están cabreados, 
    Engañados. 
    Todo el mundo está abatido 
    Desilusionado) 

    Le di la bienvenida 
    a los pequeños momentos de paz 
    a los pequeños trozos de felicidad 
    Abracé esas cosas, como si fueran 
    El caballo ganador, 
    Como si fueran unos tacones altos 
    Unos pechos,  
    El trabajo... 
    (No me malinterpretes, 
    No soy uno de esos optimistas chiflados 
    que pasan por alto todos los problemas 
    por su propio interés,  
    Eso es una enfermedad y un escudo) 

    Volví a sentir el cuchillo en mi garganta 
    Y casi dejo el gas abierto otra vez 
    Pero cuando llegaron esos momentos,  
    No peleé con ellos como si fueran  
    un borracho en un callejón 
    Los disfruté y me dejé ir 

    Incluso me miré en el espejo y no me vi tan feo 
    Soy casi guapo, ahora me gusto 
    Un poco desgarrado y harapiento 
    Trozos de carne mal puestos, 
    Extrañas formas 
    Pero en general, no está mal. 
    Casi guapo 
    Mejor que las estrellas de cine  
    que tienen la cara como las mejillas de un bebé 
    Y finalmente descubrí sentimientos reales en los otros 

    Esta mañana vi a mi mujer en la cama 
    Solo la forma de su cabeza, estaba allí durmiendo. 
    La besé en la frente 
    (Mozart estaba muerto  
    pero su música seguía viva) 
    Bajé la escalera y subí a mi estupendo coche 
    Me puse el cinturón de seguridad  
    y calenté con mi aliento las yemas de mis dedos 
    Pisé el acelerador y volví al mundo una vez más. 
    Conduje por la colina viendo las casas, 
    Llenas y vacías de gente, 
    Vi al Cartero, tocando la bocina 
    El me saludó.  
    Yo también. 

    Charles Bukowski nació en Adernach, (1920-1994). Vivió en su infancia y adolescencia en un entorno familiar y social violento, hecho que marcaría el devenir de su posterior producción literaria. Pieza capital de la que se vino en llamar generación beat, su vida fue tan radical como las historias narradas en sus propias obras. Adicto al sexo, las drogas y el alcohol, su literatura, casi autobiográfica, es fiel reflejo de su lucha contra el aburguesamiento y la comodidad. Su realismo descarnado y lírico y su humor ácido y desencantado han influido en multitud de escritores de generaciones posteriores.